Taiwán desarrolla nuevos aviones de combate pese a la advertencia de que pueden ser destruidos en pocos minutos

Analistas militares de EE.UU. indican que Taipéi sigue apostando por los aviones de combate en lugar de desarrollar sistemas antiaéreos terrestres, a pesar de que en caso de conflicto Pekín podría destruir fácilmente a la Fuerza Aérea taiwanesa antes de que ningún avión despegara de su base.

La industria de defensa taiwanesa está desarrollando un nuevo avión de combate tripulado, lo que es muy mala idea según Forbes, que remite a un informe de analistas de defensa de Rand Corporation.

El Gobierno de la isla, que Pekín considera parte íntegra de su territorio y que está en la punta de mira de enormes flotas de aviones de combate y miles de misiles chinos, parece estar decidido a operar aviones de combate tripulados, "incluso si no duran mucho tiempo en caso de una guerra", indica Forbes.

Taiwán está gastando miles de millones de dólares en la compra de nuevos cazas F-16, en la construcción de cazas ligeros de diseño local e incluso ha trazado planes para desarrollar su propio avión de combate futurista.

Actualmente la Fuerza Aérea de Taiwán dispone de alrededor de 300 cazas de primera línea, incluida una veintena de F-5, un centenar de F-16A, casi medio centenar de Mirage 2000 y alrededor de 100 F-CK-1 de producción local.

Con el objetivo de mejorar su envejecida y poco numérica flota de aviones de combate (en comparación con la de Pekín), Taipéi asignó en 2017 unos 2.000 millones de dólares para diseñar un nuevo caza, cuyos motores estarían listos en 2024.

En lugar de desarrollar y fabricar aviones de combate, y dado que "China tiene la capacidad de destruir todos los aviones de Taiwán en sus bases", un grupo de expertos estadounidenses de Rand Corporation aconseja que Taiwán adopte un enfoque "asimétrico" para defender su espacio aéreo.

Sus recomendaciones se resumen en pocos puntos: