Japón aprueba el reinicio de centrales nucleares que han sido operadas durante más de 40 años

Tras el accidente de Fukushima, la carga principal del suministro energético del país recayó en las centrales térmicas.

El gobernador de la prefectura japonesa de Fukui, Tatsuji Sugimoto, dio  luz verde al reinicio de los reactores de dos centrales nucleares, ubicadas en la región, que han estado en funcionamiento durante más de 40 años, informan medios locales.

Debido al accidente ocurrido en la central nuclear de Fukushima-1 en 2011, las autoridades japonesas endurecieron los requisitos para las instalaciones nucleares, especialmente las construidas hace más de 40 años, que necesitan pasar por una inspección más rigurosa. En este caso, la vida útil se puede extender hasta un máximo de 60 años a partir de la fecha de construcción.

Ahora se planea reiniciar la tercera unidad de la central nuclear de Mihama, así como el primer y segundo reactores de la central nuclear de Takahama.

Antes del accidente de Fukushima-1, la energía nuclear representaba alrededor del 30 % del balance energético de Japón. Debido a la suspensión forzosa de esa instalación, la carga principal del suministro energético del país recayó en las centrales térmicas.

Actualmente, la nación asiática opera dos reactores en la central nuclear de Genkai y uno más en la central nuclear de Sendai, al tiempo que se adelantan labores para comprobar la seguridad de otras instalaciones. Entre tanto, el Gobierno japonés espera continuar con la política de reinicio parcial de las centrales nucleares en un futuro próximo.

Verter al mar el agua de Fukushima

A mediados de abril, Tokio dio a conocer sus planes de verter al mar más de un millón de toneladas de agua contaminada de la central nuclear de Fukushima. Se prevé que los trabajos se inicien dentro de dos años, mientras que todo el proceso tardará décadas, según las proyecciones.

La noticia ha recibido fuertes críticas por parte de China y Corea del Sur. Las promesas de filtrar el agua para remover los isotopos nocivos, así como diluirla hasta cumplir con todos los estándares internacionales, no parecen tranquilizar mucho a los vecinos del país nipón.