El papa Francisco ha decretado que tanto los cardenales como el personal laico del Vaticano no podrán recibir obsequios personales que superen el valor de 40 euros (unos 48 dólares) en un esfuerzo por reducir la corrupción dentro de la Santa Sede.
Según el decreto, emitido este lunes, no se podrá "aceptar o solicitar, para sí mismo o para personas distintas del Ente en que se presta servicio, por razón o con ocasión del propio cargo, dádivas, regalos u otros bienes cuyo valor sea superior a cuarenta euros". El máximo representante de la Iglesia católica ha dispuesto que lo establecido "tenga efecto inmediato, pleno y estable".
Asimismo, se ha dispuesto que cardenales y directivos laicos deberán declarar antes de incorporarse a sus puestos en la Santa Sede que no tienen antecedentes penales y que no están sujetos a "investigaciones por delitos de participación en una organización delictiva, corrupción, fraude, terrorismo o relacionadas con actividades terroristas, blanqueo de capitales procedentes de actividades delictivas, explotación de menores, formas de tráfico o explotación de seres humanos, evasión o elusión fiscal".
Los altos cargos del Vaticano "tienen la responsabilidad particular de concretar la fidelidad de la que habla el Evangelio, actuando según los principios de transparencia y ausencia de conflictos de intereses", reza el documento.
Este decreto sucede a uno emitido a finales del año pasado que endurecía los controles sobre las finanzas del Vaticano después de un escándalo relacionado con la compra de una propiedad de lujo en Londres. El documento ordenaba a la Secretaría de Estado, el brazo diplomático y administrativo de la Santa Sede, transferir todas sus propiedades financieras y activos inmobiliarios a otra oficina, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica.