Los vecinos de la favela de Jacarezinho intentan limpiar con cubos de agua la sangre derramada en las calzadas tras la muerte de 25 personas el jueves en una operación policial considerada la más mortífera ocurrida en Río de Janeiro. El suceso ha puesto en entredicho el accionar policial, que ya cuenta con un amplio historial de violencia en las favelas.
En uno de los muchos videos difundidos en las redes, una joven muestra entre sollozos la sangre en las escaleras de una vivienda. La cámara le sigue hasta la entrada de un salón impregnado en sangre. "Filma, filma", pide nerviosa.
Jacarezinho es una favela en la zona norte de la ciudad donde residen unas 38.000 personas y está controlada por el 'Comando Vermelho', una de las mayores organizaciones de narcotraficantes del país.
Este viernes, el juez Edson Fachin de la Corte Suprema dijo que los hechos ocurridos "parecen graves" y que "hay indicios de actos que, en teoría, podrían constituir una ejecución arbitraria".
"Nunca hubo una masacre con tantas víctimas en Río de Janeiro", comentó a RT Carolina Ricardo, directora ejecutiva de Sou da Paz, quien recuerda que "es muy común que en las diferentes favelas, la Policía haga estos operativos bélicos con armamento pesado". "Los criminales también tienen ese tipo de armas y los enfrentamientos son muy graves y terminan con muchas víctimas sean sospechosas o no", añade.
Desde primera hora de la mañana del jueves, y durante más de nueve horas, los habitantes de Jacarezinho vivieron escenas de pánico, mientras 200 policías desplegados por la favela buscaban a narcotraficantes.
La defensora pública del Núcleo de Defensa de Derechos Humanos, Maria Julia Miranda, relató que al llegar al lugar vio a madres buscando a sus hijos por la favela. "Dos casas me impactaron mucho. En una de las casas, una familia fue sacada fuera y murieron dos chicos. Los cuartos estaban llenos de sangre. También había masa encefálica esparcida", relató.
Miranda contó que en otra vivienda un joven fue ejecutado en el cuarto de una niña de ocho años. "Incluso, la manta que ella usa estaba cubierta de sangre. Esa niña está completamente traumatizada", explicó.
La Policía celebró la operación y negó las ejecuciones. "Quiero dejar claro que la Policía Civil no entró en ninguna comunidad o en ningún lugar para practicar ejecuciones", dijo Roberto Cardoso, director general del Departamento de Homicidios y Protección de Personas. El objetivo, según explicaron, era detener a narcotraficantes que reclutan a menores de edad para llevar a cabo "acciones de guerrillas con armas pesadas".
La operación se produjo a pesar de que la Corte Suprema prohibió las redadas en Río de Janeiro por la pandemia limitándose solo en casos "absolutamente excepcionales".
"Informes preocupantes"
Desde Ginebra, el portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Rupert Colville, pidió al Ministerio Público realizar una operación "independiente e imparcial".
"La fuerza letal debe ser usada como último recurso y en casos de una amenaza inminente de la vida o de un serio peligro", añadió Colville, quien dijo haber recibido informes "preocupantes" que apuntan que la Policía no tomó medidas para "preservar las evidencias de la escena del crimen".
En el mismo sentido, Human Rights Watch reveló "fallos graves" en sus investigaciones y advirtió que los cuerpos de las víctimas no deben ser retirados del lugar de los hechos hasta completar la investigación y las armas de los sospechosos y de la Policía tienen que ser entregadas de manera inmediata para realizar los exámenes balísticos.
Amnistía Internacional (AI) consideró "inaceptable" que las fuerzas de seguridad "sigan cometiendo graves violaciones de los derechos humanos" contra la población de las favelas que "en su mayoría es negra y pobre". "Aunque todas estas personas fueran sospechosas de una asociación delictiva, lo que no ha sido probado, este tipo de ejecuciones sumarias no están justificadas", subrayó la directora de AI Brasil, Jurema Werneck.
Este viernes, manifestantes de Jacarezinho protestaron frente a la dependencias de la Policía Civil en Río de Janeiro pidiendo el "fin de las masacres en las favelas". "No vamos a olvidar", rezaba una de las pancartas. El Ministerio Público ya anunció una investigación independiente.
Según un estudio publicado por Geni, un grupo de investigación de la Universidad Federal Fluminense, entre junio de 2020 y febrero de 2021, la Policía mató a 685 personas en este estado. El 85 % de las muertes ocurrieron en la zona metropolitana de Río de Janeiro.