El canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, participó en la reunión ministerial del Consejo Ártico este 20 de mayo durante su visita a Islandia para discutir las posibilidades de aumentar el desarrollo de la cooperación en esa región.
En medio de reclamos mutuos y del aumento de las actividades militares de la OTAN, Rusia asumió la presidencia de un organismo que también integran EE.UU., Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia.
Por su parte, un equipo de RT se desplazó hasta la Tierra de Francisco José, archipiélago ruso ubicado en la provincia de Arjánguelsk a cientos de kilómetros del Polo Norte, donde Rusia posee una de sus bases militares.
Hasta esas islas del océano Glacial Ártico no se accede mediante vuelos regulares ni chárteres: una de las opciones para llegar es el avión militar de carga Iliushin Il-76, que es capaz de aterrizar directamente sobre el hielo.
¿Qué es Trébol Ártico?
La base militar Trébol Ártico está compuesta por un bloque de viviendas cuyos inquilinos pueden permanecer todo el año sin necesidad de salir a la calle. El lugar está conectado con el resto del mundo, pero también muy bien aislado: no registró ningún caso de covid-19 y sus habitantes están vacunados para evitar contagios.
"Podemos comparar este complejo con una estación espacial; la única diferencia es que no se encuentra en órbita, sino en el desierto ártico", afirmó el general Ígor Churkin, uno de los comandantes de la Flota del Norte de Rusia, a la agencia AFP.
La instalación militar cuenta con los sistemas de misiles Bastión, que pueden defender la base de barcos ubicados a una distancia máxima de 360 kilómetros, y posee un proyecto autosuficiente recién inaugurado que casi no realiza emisiones para no afectar al medio ambiente polar.
No es la primera base rusa en el Ártico, pero sí la que se encuentra en el Extremo Norte. Su función es de defensa, pero también sirve como plataforma para científicos rusos que estudian la región y compartirán el conocimiento que adquieran en estos dos años con el resto del Consejo Ártico.
Algunos miembros de ese organismo mostraron su preocupación por la militarización de la zona, pero las autoridades de Rusia indicaron que no siguen ese camino por voluntad propia porque interceptar aviones de reconocimiento de otros países se volvió algo habitual y los ejercicios de algunos miembros de la OTAN empujan a Moscú a prepararse para cualquier escenario.
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