El líder de Hamás, Yahya Sinwar, aseguró que preferiría morir en un ataque aéreo del Ejército israelí que sucumbir ante el covid-19, mientras los funcionarios de salud de Gaza advirtieron sobre una "bomba de tiempo" con pruebas y vacunas prácticamente detenidas debido al reciente conflicto.
"El mayor regalo que Israel puede darme es asesinarme", afirmó el jefe del movimiento palestino, citado por The Times of Israel, durante su primer discurso desde que se acordó el alto el fuego. "Prefiero morir como un mártir de un F-16 que morir de coronavirus u [otra] enfermedad".
La casa del jefe militante fue uno de los objetivos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) durante el enfrentamiento, pero Sinwar logró mantenerse ileso, supuestamente escondido en la red subterránea de túneles debajo de Gaza.
El sistema sanitario al borde del colapso
Con el conflicto detenido, al menos temporalmente, por el acuerdo de alto el fuego de la semana pasada negociado por Egipto, los residentes de Gaza se enfrentan a un mayor riesgo de covid-19.
Según un informe de UNICEF, al menos 72.000 palestinos han sido desplazados internamente por los ataques israelíes, que derribaron algunos edificios de varios pisos. Los refugios abarrotados ahora brindan un entorno perfecto para la propagación de la infección, por lo que los trabajadores humanitarios temen que la tercera ola del coronavirus esté a punto de golpear el enclave.
Al menos dos decenas de instalaciones médicas, incluida la clínica Al Rimal, donde se administraban las vacunas contra el coronavirus, han resultado dañadas o afectadas por los bombardeos israelíes. Esto ha limitado aún más la capacidad ya mediocre del sistema de salud en Gaza, que tiene que lidiar no solo con los pacientes con covid-19, sino también con casi 2.000 heridos en los ataques.
Los expertos coinciden en que es imposible establecer la verdadera magnitud de la pandemia en Gaza en este momento. La administración de las pruebas y las vacunas de covid-19, que se detuvo durante el conflicto, aún no han recuperado su ritmo. De la población del enclave, de aproximadamente dos millones de personas, se han vacunado menos del 2 %.
"Es como una bomba de tiempo porque a las personas no se les hace las pruebas y los que están infectados no sabrán que están infectados", afirmó Majdi Dhair, jefe de medicina preventiva del Ministerio de Salud de Gaza, citado por AP.