La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional de España ha condenado a los tres miembros de una cédula yihadista acusados de cometer los atentados de Barcelona y Cambrils en agosto de 2017 a penas de 8, 46 y 53 años de cárcel, aunque ya ha advertido que ninguno de ellos cumplirá más de 20 de privación de libertad.
Mohamed Houli ha sido sentenciado a 53 años y seis meses de prisión y Driss Oukabir a 46 años, ambos por los delitos de pertenencia a organización terrorista; tenencia, depósito y fabricación de sustancias o aparatos explosivos e inflamables de carácter terrorista; y estragos en tentativa de carácter terrorista en concurso con 29 delitos de lesiones por imprudencia grave.
El tercer acusado, Said Ben Iazza, ha sido condenado a 8 años de prisión por colaboración con organización terrorista. A los tres se les impone inhabilitación absoluta y especial y la prohibición de acercarse a Alcanar -municipio en el que se reunía la cédula y preparaba explosivos- durante diez años después de cumplir la condena a los dos primeros y cinco a Iazza.
El fallo recoge también la absolución de Houli y Oukabir de 14 delitos de homicidio en tentativa con carácter terrorista, de 34 delitos de lesiones con carácter terrorista y de cinco de lesiones por imprudencia.
Ninguno de estos tres hombres tuvo una participación directa en los atentados, motivo por el cual la Fiscalía rechazó acusarles por el delito de asesinato terrorista.
Atropellos masivos y explosiones
Los días 17 y 18 de agosto de 2017 una serie de atentados terroristas llevados a cabo en Cataluña acabó con la vida de 16 personas y dejó más de un centenar de heridos.
Houli resultó herido en el chalet de Alcanar donde explotaron accidentalmente las sustancias que pensaban utilizar para atentar, donde murieron otros dos integrantes de la cédula yihadista. Se estima que este contratiempo obligó a los terroristas a cambiar sus planes.
El día 17 de agosto una furgoneta embistió a gran velocidad contra la multitud en el paseo de La Rambla de Barcelona, una de las avenidas más céntricas y concurridas de la ciudad. A última hora de la jornada el recuento era de 13 muertos y un centenar de heridos. El conductor de la furgoneta huyó y por el camino asesinó a un joven para robarle su vehículo y continuar con su huida.
Durante la madrugada posterior, la Policía regional catalana abatió a cinco presuntos terroristas que pretendían atentar en el puerto de Cambrils, a 110 kilómetros de Barcelona, después de que atropellaran a cinco peatones y a un policía de un puesto de control.
Driss Oukabir alquiló el coche utilizado en el ataque de Las Ramblas, aunque se personó ante la Policía y les contó que su hermano (uno de los abatidos en Cambrils) le había robado la documentación.