Pekín acusa a Tokio de intentar "blanquear" el plan para verter agua contaminada de Fuskushima en el océano
El portavoz del Ministerio Exterios de China, Zhao Lijian, ha acusado a Japón de intentar "blanquear", aunque sin éxito, su controvertido proyecto para verter al mar el agua de la central de Fukushima.
Al referirse sobre este asunto durante una conferencia de prensa celebrada este viernes, el representante del gigante asiático mencionó algunos reportes que indican que Tokio ha duplicado este año los gastos en campañas de relaciones públicas relacionadas con el desastre nuclear, destinando 2.000 millones de yenes (más de 18.200.000 dólares) para tal fin este año.
"Puede verse que las series de operaciones de blanqueo de la parte japonesa no han eliminado las preocupaciones de su propio pueblo y no han sido capaces de pasar la prueba frente a la comunidad internacional", manifestó.
Y añadió que "la gente de todo Japón, incluyendo a los residentes de Fukushima, ha continuado saliendo a las calles para expresar su estupor e insatisfacción con la cesión del Gobierno".
Además, aseguró que las autoridades japonesas prefieren esconder información sobre el carácter peligroso del agua contaminada antes que hacer el "trabajo duro" y disponer de esos residuos de la manera correcta.
Por otra parte, Zhao señaló que el Gobierno nipón debió suspender el uso de una mascota de dibujos animados —la cual debe representar el tritio, un elemento radiactivo supuestamente inocuo— en su campaña de información debido a la reacción negativa en el propio país insular y en el resto del mundo.
Y es que los medios locales anteriormente han observado que el aspecto 'simpático' de la mascota distraía de la verdadera seriedad del asunto.
En los últimos meses, China ha instado repetidamente a Japón a suspender su decisión de verter al océano Pacífico más de un millón de toneladas de agua contaminada que se han ido acumulando en tanques después de que el devastador terremoto y tsunami de marzo de 2011 dañara gravemente la central nuclear de Fukushima.
El plan desató polémica en la comunidad internacional, con numerosas críticas desde países vecinos, grupos ambientalistas y comunidades pesqueras locales.
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