Se ha revelado el concepto del interior de la cabina de pasajeros del modelo comercial del dirigible híbrido Airlander 10, que está siendo actualmente desarrollado en Reino Unido.
Las imágenes divulgadas por el fabricante Hybrid Air Vehicles (HAV) muestran una espaciosa cabina con capacidad para hasta 100 personas que parece ofrecer un nivel de comodidad impensable para la gran mayoría de las aeronaves comerciales.
El espacio cuenta con mullidos sillones posicionados de tal manera que cada pasajero tenga acceso al pasillo. Lo más impactante del diseño son sus grandes ventanales, que ofrecerán unas espectaculares vistas durante los vuelos.
La aeronave, que combina las características de un dirigible y de un avión, comenzará sus vuelos comerciales de corta distancia en 2025 en una versión híbrida-eléctrica antes de obtener una configuración totalmente eléctrica para 2030.
La principal ventaja del dirigible, de 92 metros de largo, consiste en poder despegar y aterrizar prácticamente en cualquier superficie plana. Con una velocidad máxima de 130 km/h, la aeronave producirá menos del 10 % de las emisiones de dióxido de carbono que genera un avión convencional.
"A lo largo de décadas, volar desde A hasta B suponía estar sentado en un tubo de metal con ventanas pequeñas, una necesidad pero no siempre un placer. En Airlander, toda la experiencia es agradable, incluso placentera. Y sus configuraciones hídrido-eléctrica y completamente eléctrica lo hacen apto para el futuro descarbonizado", comentó George Land, director de desarrollo comercial de Hybrid Air Vehicles.
El prototipo de Airlander 10, conocido como 'trasero volador' por su singular forma, ya ha realizado varios vuelos de prueba. En uno de ellos, en noviembre del 2017, cayó sobre un campo y la cabina se destruyó después de que se desprendiera de su amarre.
La compañía espera construir 12 dirigibles al año a partir de 2025.
Inicialmente, la aeronave fue diseñada por HAV para el Ejército de EE.UU. para fines de inteligencia, pero estos planes se vieron obstaculizados por los recortes presupuestarios en EE.UU. Para no enterrar un proyecto prometedor, la empresa británica compró los derechos y continuó el desarrollo.
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