Arizona gastó más de 2.000 dólares en la adquisición de los componentes necesarios para producir cianuro de hidrógeno, el mismo gas letal que utilizaron los nazis en los campos de concentración, para ejecutar a los presos condenados a la pena capital en ese estado estadounidense, según se desprende de documentos obtenidos por el periódico The Guardian.
De acuerdo con estos documentos, en diciembre de 2020 el Departamento de Correcciones de Arizona compró un bloque sólido de cianuro de potasio por 1.530 dólares. Además, la instalación adquirió gránulos de hidróxido de sodio y ácido sulfúrico destinados a ser utilizados para generar el gas letal.
La propia cámara de gas, construida en 1949 y que estuvo 22 años en desuso, ha sido desempolvada y, según el departamento, "reformada". El pasado agosto se realizó una serie de pruebas para valorar su "operatividad". En particular, se revisaron las selladuras de las ventanas y la puerta para garantizar la hermeticidad y se desobstruyeron las tuberías.
En las pruebas se utilizó agua en lugar de los productos químicos mortales y se encendió una granada de humo para simular el gas. Al mismo tiempo, para comprobar que no hubiera filtraciones los funcionarios de la prisión acercaron una vela a las ventanas y puertas selladas, y si la llama permanecía estable la cámara se consideraba hermética. En diciembre, la cámara fue declarada "operativamente lista", recoge The Guardian.
Los condenados a muerte que entre la inyección letal y la cámara de gas eligen este último método de ejecución serán atados a una silla en el centro de la cámara, tras lo cual se usarán palancas de colores para dejar caer el cianuro de sodio a una olla con ácido sulfúrico situada debajo de la silla, liberando así el cianuro de hidrógeno en el aire. Una vez que el prisionero está muerto, el gas se neutraliza con amoníaco hasta que es seguro ingresar a la cámara. "Como método de precaución" se recomienda que "el equipo que retira el cuerpo use máscaras de gas y guantes de goma y que al recluso fallecido le cepillen el pelo para permitir que escape cualquier gas residual que hubiera podido quedar atrapado", según el protocolo de la cámara de la muerte.
La pena de muerte ha estado en suspenso en Arizona durante siete años después de que en 2014 un condenado agonizara largamente durante una ejecución que fue calificada de chapuza. Se trataba de Joseph Wood, que el 23 de julio de ese año tardó casi dos horas en morir cuando el estado experimentó con 15 dosis de una mezcla de drogas inyectables letales que entonces se usaba poco.
Durante la Segunda Guerra Mundial los soldados de la Alemania nazi utilizaron cianuro de hidrógeno con el nombre comercial de Zyklon B para matar a más de un millón de personas en cámaras de gas en Auschwitz y otros campos de concentración. "Hay que preguntarse en qué estaba pensando Arizona cuando consideró que en 2021 es aceptable ejecutar a personas en una cámara de gas con gas cianuro", señaló el director ejecutivo del Centro de Información sobre Pena de Muerte, Robert Dunham.