Este martes ha declarado en España ante un tribunal de la Audiencia Nacional el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. Lo ha hecho por videoconferencia desde un hospital de Logroño, al norte del país, donde se encuentra ingresado desde el pasado 18 de abril aquejado de cáncer y de un caso severo de covid-19.
Ghali ha comparecido en calidad de investigado para responder a dos querellas interpuestas contra él acusándolo de genocidio, tortura y asesinato, entre otros delitos. Su presencia en España fue el detonante que hizo estallar una crisis con Marruecos, con el telón de fondo de la soberanía del Sáhara Occidental, y que se manifestó en forma de crisis migratoria cuando el reino alauí abrió su frontera y permitió la entrada de casi 10.000 migrantes de forma irregular en la ciudad española de Ceuta, situada en el norte de África.
A la salida del Juzgado, su abogado, Marcos Ollé, ha informado de que Ghali ha negado ante el magistrado que haya cometido violación de derechos humanos contra la población del Sáhara y ha calificado los hechos de los que se le acusa de "absolutamente falsos". Además, ha afirmado que Ghali ha finalizado su intervención ante el tribunal diciendo que el motivo de la querella es "absolutamente político para tratar de minar la dignidad y la credibilidad del pueblo saharaui y su lucha en el camino hacia la autodeterminación".
El juez instructor ha rechazado imponer medidas cautelares, como la retirada del pasaporte o la prisión preventiva, tal y como solicitaba la acusación particular, que argumentaban que existía riesgo de fuga.
¿Quién es Brahim Ghali?
Brahim Ghali, de 71 años, es desde 2016 el secretario general del Frente Polisario, un movimiento de liberación de la antigua colonia española del Sáhara Occidental, que se encuentra en su mayoría bajo dominio marroquí desde hace más de cuatro décadas.
También desde 2016 es presidente de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), reconocida por entre 54 y 84 Estados, según las fuentes, que aspira a la independencia del territorio a través de un referéndum avalado por la ONU que suponga el fin de la ocupación marroquí.
Ghali es considerado uno de los fundadores del Frente Polisario y ha sido encuadrado en el ala más radical de esta institución. Ha ejercido como Ministro de Defensa (entre 1976 y 1985), como representante del Frente Polisario en Madrid y como representante de la RASD en Argel.
¿Por qué comparece?
Ghali debe responder a dos querellas. La primera de ellas fue interpuesta por Fadel Breica, un activista saharaui con nacionalidad española, disidente del Frente Polisario, que le acusa de torturas y detención ilegal presuntamente cometidas en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia.
Breica sostiene que en abril de 2019, cuando llegó a los campamentos de Tinduf, fue amenazado por miembros del Frente Polisario para abandonar el lugar bajo la acusación de traidor y que fue detenido en un centro no identificado, donde fue torturado.
La segunda querella, por los delitos de genocidio, asesinato, terrorismo, torturas y desapariciones, fue presentada en 2008 por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asadeh), contra Ghali y otras 27 personas. Según el entorno del Polisario, esta asociación se encuentra instrumentalizada por el servicio de inteligencia marroquí.
El primer caso ya fue archivado de forma provisional en su día por falta de indicios por el juez José de la Mata, titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional. En el segundo proceso, el juez Santiago Pedraz ya rechazó establecer medidas cautelares contra Ghali porque no había "indicios claros de su participación" en los delitos denunciados.
¿Qué se espera que pase?
Desde el entorno del Frente Polisario se cree que Ghali regresará pronto a Argelia, una vez se haya recuperado. Opinan que se archivarán las actuaciones judiciales toda vez que ni el juez ni la Fiscalía aprecian indicios de delito.
Así, la reactivación de las dos querellas, una vez se tuvo conocimiento de la presencia de Ghali en suelo español, obedecería tan solo a cumplir con la obligación de tomarle declaración para cumplir con la tutela efectiva de los derechos de los denunciantes.
¿Qué papel juega en la crisis entre España y Marruecos?
La presencia no comunicada del líder del Frente Polisario en España fue el detonante de una crisis diplomática con su vecino del sur. Sin embargo, este lunes el ministro de Exteriores marroquí ha asegurado que esta crisis "no está limitada al asunto de un hombre" y que solo terminará cuando España "aclare sin ambigüedades sus elecciones, sus decisiones y sus posiciones" en relación al Sáhara Occidental.
Lo cierto es que tras conocer que España había acogido de manera humanitaria a Ghali, Marruecos mostró su malestar, para, semanas más tarde hacer una demostración de fuerza que provocó una crisis migratoria. Durante algo más de 48 horas, abrió su frontera con el enclave español de Ceuta, una pequeña ciudad de apenas 85.000 habitantes, provocando que casi 10.000 personas cruzaran a suelo español de manera irregular.
La medida unilateral marroquí tuvo como consecuencias el colapso de Ceuta y la devolución inmediata de miles de personas. Además, dos semanas después alrededor de un millar de menores no acompañados aún permanecen en Ceuta. Algunas familias marroquíes han reclamado a sus hijos, algunos de los cuales cruzaron la frontera sin su permiso, mientras que la mayoría de las familias contactadas (alrededor del 90 %) prefieren que sus hijos se queden en España alegando motivos "socioeconómicos".
¿Cuál es el motivo de fondo?
Detrás de las tensiones diplomáticas que cristalizaron hace un par de semanas se encuentra un conflicto irresoluto entre Marruecos y España que tiene su origen en 1975. Ese año España abandonó la que hasta entonces había sido su colonia, el Sáhara Occidental, territorio que fue ocupado casi en su totalidad por Marruecos.
Desde entonces Marruecos reclama la soberanía sobre esta región; el Frente Polisario, a modo de Gobierno en el exilio, reclama su independencia bajo la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática; y la ONU ha señalado en varias ocasiones que se trata de un territorio pendiente de descolonizar.
El único país que reconoció las pretensiones marroquíes fue EE.UU., bajo la administración en funciones del presidente Trump, cuando ya había perdido las elecciones del pasado noviembre. A cambio, Marruecos restableció relaciones diplomáticas con Israel y se reforzó como aliado clave en la región para los intereses estadounidenses.
Sin embargo, no ha conseguido la misma reacción ni de España ni de la Unión Europea, y su papel como gendarme subcontratado, toda vez que el bloque comunitario lleva a cabo una política de externalización del control de sus fronteras, es la baza que ha jugado ahora para presionar a España y a la UE para que se posiciones a su favor en el conflicto saharaui.
Al respecto, el director de la revista Atalayar, Javier Fernández Arribas, considera que el Gobierno de España tendría que tomar una postura firme respecto al estatus del Sáhara Occidental.
Nuria López
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