A días del balotaje presidencial en Perú, la candidata ultraderechista Keiko Fujimori protagonizó un acto para pedir perdón, hacer la promesa de "reivindicarse" y mostrarse al lado de un panel de controvertidas figuras políticas, con el objetivo de disipar las "dudas" que pesan sobre su postulación.
El objetivo de esa ceremonia fue la firma de un "compromiso por la democracia", a pesar de que hace semanas la aspirante de Fuerza Popular había rubricado un pacto similar con su oponente, el izquierdista Pedro Castillo. Esa insistencia para dejar claro que su Gobierno respetará la institucionalidad no es gratuita: sobre ella está el peso de su padre, Alberto Fujimori, quien encabezó un sangriento régimen, caracterizado por violaciones a los derechos humanos y corrupción, que culminó en una condena a prisión.
"Les pido a ustedes y a todos los peruanos, una oportunidad para poder reivindicarme con el lenguaje de los hechos, porque esa es la única manera de reparar los errores cometidos", dijo la aspirante, quien espera ganar las elecciones no solo para gobernar Perú, sino para poner en pausa el proceso judicial que se le sigue –y por el cual estuvo presa preventivamente– por financiamiento ilegal a sus campañas políticas y legitimación de capitales.
El acto, que se llevó a cabo en Arequipa, contó con la presencia virtual de Mario Vargas Llosa (otrora ferviente opositor a Alberto Fujimori); el prófugo de la justicia venezolana Leopoldo López; el recién dimitido expresidente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Luis Carranza; y políticos como Pedro Cateriano y Raúl Diez Canseco. Aunque pudo parecer una ceremonia más, lo que hay detrás de esa actividad revela una de las apuestas más altas del fujimorismo en la recta final de la carrera por la Presidencia.
"No vamos a elegir personas"
Uno de los tópicos comunes de la candidata fue el del "comunismo" de Castillo y el discurso del miedo, que asegura que el país andino está bajo una "amenaza totalitaria" si gana el abanderado de izquierda. La víspera, Keiko Fujimori incluso se refirió a su oponente como "Pedro Tirapiedras", un calificativo considerado racista y clasista en redes sociales, ya que se usa generalmente por la derecha para desacreditar a los integrantes de movimientos sociales.
"Existe el riesgo de que el comunismo llegue al poder para intentar perpetuarse en él. Soy muy consciente de que existen reservas a mi candidatura, por una serie de hechos y antecedentes que generan dudas en un sector importante de la población. Es por eso que los convoco hoy, precisamente en la ciudad de Arequipa, ciudad donde no tengo apoyo mayoritario para poder, con realismo y con humildad, tratar de esclarecer estas dudas y darle a todos los peruanos garantías de un comportamiento totalmente democrático", dijo Keiko.
Y es que en las últimas semanas, ha sido el 'todos contra Castillo' lo que ha unido a la derecha peruana, cuyos políticos han hecho todo tipo de malabares para justificar su reciente apoyo a un cuestionado movimiento político. Uno de ellos fue Pedro Cateriano, quien estuvo en el acto para respaldar a la candidata, a pesar de que en 2017 se refería al fujimorismo como "un tumor canceroso".
La misma suerte corre Vargas Llosa, que aunque ya se ha retirado de la arena política y vive en España, ha salido al ruedo recientemente para expresar su apoyo a la candidata del movimiento que adversó cuando fue aspirante presidencial. "No vamos a elegir a unas personas, sino vamos a optar por un sistema", dijo el escritor, tras reconocer que hay "una gran reticencia entre muchos peruanos a votar por Keiko Fujimori".
"Yo los comprendo. Creo que, entre los peruanos, he sido uno de los que ha censurado de manera más crítica y sistemática al señor Fujimori, desde que a los dos años de asumir el poder, dio un golpe de Estado. Sin embargo, en estas elecciones voy a votar por Keiko Fujimori y he pedido a mis compatriotas que hagan lo mismo", puntualizó Vargas Llosa, quien se ha convertido en una de las figuras que más fervientemente apoya a la derecha latinoamericana. Eso sí, desde Europa.
Otro de los asistentes a la cita de la ultraderechista fue Leopoldo López, evadido de la justicia de su país y protagonista de un fallido golpe de Estado contra el presidente Nicolás Maduro, en 2019. El político, que ingresó sin las credenciales necesarias a Perú, hizo su particular recorrido por la historia reciente de Venezuela para asegurar que tenía una "responsabilidad" de "compartir su testimonio" y desacreditar las promesas electorales de Castillo.
"Todo comenzó [en Venezuela] con las mismas promesas que hoy escuchamos aquí en Perú, todo comenzó con la misma propuesta de cambiar la Constitución. Y todo comenzó con un engaño que se tradujo en división y en confrontación de toda la sociedad", dijo López, tratando de hacer un paralelismo entre el chavismo y la propuesta de Castillo.
"No cometan el error de enviar al país por un barranco", apuntó el prófugo venezolano, que no hizo mención a sus intentos de subvertir el orden Constitucional para llegar al poder, ni sus peticiones a EE.UU. para que impusiera severas sanciones contra la población venezolana, con el propósito de presionar la salida de Maduro. "Estamos aquí porque no podemos estar en Venezuela", agregó López, quien reside junto a su familia en una de las zonas más privilegiadas de Madrid.
"Total gratitud"
Tras esos discursos y antes de firmar su "compromiso con la democracia", Keiko agradeció las palabras de los asistentes y, en especial, a los que depusieron "sus grandes diferencias" con el proyecto que ella encarna.
"He convocado como testigos directos de este juramento a autoridades muy importantes, incluyendo a quienes teniendo marcadas diferencias conmigo y el fujimorismo, ponen delante el futuro del país primero", dijo la candidata.
Su gesto, a días de las elecciones, busca convencer al electorado de que es capaz de conciliar con algunos factores que la adversan (a pesar de la demonización que ha hecho de los que respaldan al candidato de izquierda), y hacer un acto de constricción en nombre de un movimiento marcado por la corrupción y los abusos contra los derechos humanos.
"Reconozco que en el pasado reciente mi partido y yo no estuvimos a la altura de las circunstancias, pero los errores cometidos, la injusta prisión que he vivido, me han dejado una profunda lección. Es por eso que sin ninguna excusa, hoy pido perdón a todos y cada uno de los que se hayan sentido afectados o defraudados por nosotros", finalizó la candidata. Sin hacer alusión directa a cuáles fueron esos "errores", Keiko solo dijo que no los repetiría.
Los peruanos que están convocados a votar este domingo serán los que confirmarán, en las urnas, si le creen o no. Las encuestas, de momento, auguran una carrera ajustada.
Nazareth Balbás
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