Tras décadas de intriga, el misterio sobre la desaparición de los restos de los criminales de guerra más importantes de Japón finalmente ha sido resuelto gracias al descubrimiento de documentos que explican cómo el Ejército estadounidense los ejecutó después de la Segunda Guerra Mundial, informa Kyodo News.
Durante mucho tiempo se especuló sobre lo que realmente sucedió con el cuerpo de Hideki Tojo, el primer ministro del Imperio de Japón entre 1941 y 1944 y otros seis exfuncionarios nipones de alto nivel condenados por crímenes de guerra, pero nunca antes se había hallado evidencia oficial que detalle los acontecimientos.
Según los documentos desclasificados, recientemente descubiertos por Hiroaki Takazawa, de la Universidad de Nihon, los acusados fueron ahorcados en secreto el 23 de diciembre de 1948 en la Prisión de Sugamo de Tokio, luego incineraron sus cuerpos y colocaron las cenizas en siete urnas. Después subieron los restos a un avión en la ciudad de Yokohama para arrojarlos sobre el mar.
Una declaración de un comandante del Ejército de EE.UU., fechada el 4 de enero de 1949, afirma que "esparció personalmente los restos cremados" de los criminales sobre el océano Pacífico. El documento asegura que las cenizas fueron lanzadas el mismo día de la ejecución, aunque no detalla la hora ni el lugar específico.
De acuerdo con Yoshinobu Higurashi, profesor de la Universidad de Teikyo, los estadounidenses arrojaron los restos en el océano con el fin de evitar una posible deificación de los criminales mediante tumbas o monumentos, tal y como ha sucedido con otros líderes controvertidos.
Antes de conocerse estos documentos, algunos rumores sugerían que los restos de Tojo fueron sepultados en secreto en el Santuario Yasukuni, en el centro de Tokio, en el templo rural de Koa Kannon, o en otros lugares emblemáticos de la capital japonesa, recoge The Telegraph.
Nombrado primer ministro en octubre de 1941, Tojo dimitió en julio de 1944 cuando el conflicto se volvió contra Japón pero defendió su actuar como "justificado y justo". Después de un fallido intento de suicidio, fue arrestado y juzgado por una serie de crímenes de guerra que incluyen el trato inhumano de prisioneros. Los historiadores estiman que durante su mandato murieron hasta cinco millones de personas como resultado de masacres, hambre y trabajos forzados.