El derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo se convirtió de manera inesperada en uno de los temas centrales en Chile, después de que el presidente conservador, Sebastián Piñera, anunciara sorpresivamente su respaldo a un proyecto que, de acuerdo con una encuesta reciente, tiene el apoyo del 74 % de la sociedad.
La decisión que el presidente dio a conocer la semana pasada, durante su último mensaje ante el Congreso, desconcertó a la sociedad chilena, ya que nadie esperaba que el político de derecha respaldara una reforma largamente impulsada por el progresismo, y que contraviene a sus posturas ideológicas.
Además de que siempre se manifestó en contra del matrimonio igualitario, Piñera provocó extrañeza porque introdujo una nueva discusión, en un año particularmente agitado en el que recién acaban de ser electos los 155 convencionales que redactarán la nueva Constitución, y que ni siquiera han tomado posesión.
A ello se le suma que ahora están en marcha las precampañas rumbo a las elecciones primarias de candidatos presidenciales que se realizarán en julio y, finalmente, será el 21 de noviembre cuando se llevarán a cabo los comicios para elegir al sucesor de Piñera, además de diputados, senadores y consejeros regionales.
Con el clima político de por sí alterado, el debate sobre el matrimonio igualitario se impuso con críticas hacia el presidente, a quienes aliados y opositores han calificado como un "oportunista" que lanza una "cortina de humo" en un último y desesperado esfuerzo por mejorar su imagen. "Traicionó al mundo cristiano", acusó directamente el diputado Leonidas Romero.
La desconfianza hacia la imprevista reconversión de Piñera se debe a que, desde el estallido social de 2019, su Gobierno se sumergió en una crisis de la que ya nunca pudo recuperarse y hoy, a nueve meses de dejar el poder, el 72 % desaprueba su gestión.
Mutaciones
En su último informe de Gobierno, Piñera advirtió que se debería profundizar el valor de la libertad, incluyendo la de amar y formar familia con el ser amado.
"Y también el valor de la dignidad de todas las relaciones de amor y de afecto entre dos personas. Pienso que ha llegado el tiempo de garantizar esa libertad y esa dignidad a todas las personas. Pienso que ha llegado el tiempo del matrimonio igualitario en nuestro país", dijo el mandatario entre aplausos.
Así dio vía libre a que el Congreso discuta de manera urgente el proyecto que su antecesora, Michele Bachelet, presentó en 2017, y que modifica el artículo 102 del Código Civil para que, en lugar de referirse al matrimonio "entre un hombre y una mujer", solo se refiera a "dos personas". Después de que la iniciativa permaneciera paralizada durante cuatro años, ahora se espera que se apruebe a más tardar en un mes.
Ello pondría fin al Acuerdo de Unión Civil que rige desde 2015 y que permite esta alianza excepcional entre personas del mismo sexo, pero que sigue siendo discriminatoria porque no es equivalente al matrimonio heterosexual.
Para que la reforma se imponga será crucial la posición de la opinión pública. Y es ampliamente favorable. De acuerdo con la encuesta presentada esta semana por la consultora Cadem, el 74 % de las y los chilenos está a favor del matrimonio igualitario. Es el respaldo social más alto registrado históricamente.
El viraje de una sociedad que era conocida por ser una de las más conservadoras de América Latina se confirma con el dato de que el 65 % apoya la adopción monoparental; el 76 %, la eutanasia; el 72 %, el aborto en tres causales (violación, peligro de vida de la madre o inviabilidad del feto), lo que ya está vigente; mientras que el 43 % avala el aborto sin restricciones hasta la semana 12 del embarazo, proyecto que actualmente se discute en el Congreso.
Además, el 68 % de las y los chilenos está a favor del cambio de identidad de género de personas mayores de edad; el 44 %, de la legalización de la marihuana con fines recreativos para mayores de edad y un 22 %, del derecho de una persona a quitarse la vida.
Desconfianza
Son temas polémicos hasta antes impensados en un país que fue el último de la región, y uno de los últimos del mundo, en aprobar el divorcio, lo que ocurrió recién en 2004. La paradoja es que el matrimonio igualitario pueda ser aprobado al amparo de un Gobierno de derecha.
En ese aspecto en particular, Chile no quedaría tan rezagado, ya que hasta ahora el matrimonio igualitario solamente ha sido reconocido a nivel nacional en Argentina, Brasil, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Puerto Rico y Uruguay.
Pero las y los activistas no entregarán un cheque en blanco. El Movimiento por la Libertad Sexual y de Género ya acusó a Piñera de "pinkwashing" (lavado rosa), un término en inglés que apela al uso que los políticos quieren hacer de determinadas luchas para lavar su imagen, pero sin tener un interés genuino.
En el caso de Piñera, agregó la organización, jamás se ha preocupado de manera efectiva por derechos de la población de la diversidad sexual y de género indispensables para la vida y la dignidad humana.
"Ejemplos son múltiples: nulo interés en el derecho al trabajo de las personas trans, su constante negativa al derecho a la identidad y su decorativo aporte para transformar la ley antidiscriminación en una norma efectiva, además recordamos, las violaciones de derechos humanos que sufrieron personas LGBTIQA+ en contexto del Estallido Social", señaló la organización, al insistir que el Gobierno de Piñera nunca ha manifestado disposición para trabajar con las organizaciones identificadas con esta comunidad.