La coalición Unidad Constituyente, formada por partidos de izquierda y centroizquierda, se erigió como la gran ganadora de la segunda vuelta de gobernadores en Chile, al obtener ocho de los 13 cargos que estaban en juego, entre ellos la región Metropolitana de Santiago, que abarca a la capital del país.
A ellos se les suman cuatro candidatos de listas progresistas que también triunfaron en sus regiones, lo que consolida el avance opositor al gobierno de Sebastián Piñera y la renovación de la clase política chilena que ya había asomado en las elecciones del pasado 15 y 16 de mayo, en la que fueron electos los 155 convencionales que redactarán la nueva Constitución.
En esas fechas también se realizó la elección de 16 gobernadores de las regiones en las que está dividido el país, proceso con una impronta histórica particular porque por primera vez estos puestos se dirimieron por el voto popular, ya que antes eran designados por el presidente y tenían la denominación de "intendentes".
Sin embargo, en ese momento solo hubo triunfos en primera vuelta en las regiones de Aysén, Magallanes y Valparaíso, en donde ganaron, respectivamente, tres políticos progresistas: Andrea Macías Palma y Jorge Flies Añón, de la lista Unidad Constituyente, y Rodrigo Mundaca Cabrera, del Frente Amplio.
Después de la segunda vuelta concretada este domingo, al final 15 de las 16 regiones serán gobernadas por partidos opositores a Piñera, ya que la alianza Chile Vamos, conformada por fuerzas políticas de derecha, solo triunfó en la Araucanía, con la candidatura de Luciano Rivas.
El contraste con las elecciones de convencionales constituyentes, en las que por ley se estableció la paridad de género, es que en las regiones solo habrá tres gobernadoras.
Resultados
El candidato de Unidad Constituyente, Claudio Orrego Larraín, se impuso en la región Metropolitana de Santiago, al igual que Ricardo Díaz Cortés en Antofagasta; Jorge Díaz Ibarra en Arica y Parinacota; Patricio Vallespín López en Los Lagos; Luis Cuvertino en Los Ríos; Cristina Bravo Castro en Maule; Óscar Crisóstomo Llanos en Ñuble; y Pablo Silva Amaya en O'Higgins.
Esta coalición fue creada por el Partido por la Democracia, el Partido Radical, el Partido Socialista, el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Progresista y Partido Ciudadanos para participar en esta elección, como parte de las diferentes listas en las que se dividieron las fuerzas de izquierda.
De la lista del Frente Amplio, solamente José Miguel Carvajal ganó en Tarapacá, mientras que, registrados bajo el sello de independientes triunfaron Miguel Vargas Correa en Atacama; Rodrigo Díaz en Biobío; y Krist Naranjo Peñaloza en Coquimbo.
Estos resultados influyen en un año electoral particularmente agitado en Chile, ya que la elección del 15 y 16 de mayo fue la más grande de la historia del país sudamericano, donde se votaron 155 convencionales constituyentes, 345 alcaldes, 2.252 concejales y 16 gobernadores regionales.
Después de la segunda vuelta de gobernadores realizada el domingo, vienen las elecciones primarias de candidatos presidenciales del 18 de julio. Quienes resulten electos competirán en la elección del 21 de noviembre, en la que, además del sucesor de Piñera, también se votará por diputados, senadores y consejeros regionales.
En caso de que ese día ningún candidato obtenga una mayoría absoluta de más de la mitad de los votos, los dos que obtengan más sufragios disputarán el cargo en una segunda vuelta prevista para el 19 de diciembre.
A su vez, el analista político Yuri Vásquez opina que el cambio del panorama político en Chile tiene raíces en las protestas masivas de hace cinco años.
Cecilia González
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