La Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF) publicó este mes un informe que enumera los impactos ambientales que podrían causar sus pruebas de misiles. En particular, el documento señala que la prueba de un nuevo misil hipersónico lanzado desde el aire podría matar cuatro ejemplares de caracol y hasta 90 almejas, entre otros animales de distintas especies, en el atolón Kwajalein, en el Pacífico Sur.
La evaluación, muy detallada, llega después de que el jefe del Comando de Ataque Global de la USAF, Timothy Ray, anunciara que en julio tendrá lugar una nueva prueba del acelerador de misiles hipersónico AGM-183A Air-launched Rapid Response Weapon (ARRW). Los primeros test con fuego real del ARRW, que se desarrollaron a principios de abril, fracasaron debido a que el arma "no se lanzó".
Se prevé que durante el ensayo, que se realizará desde el sitio de prueba de defensa de misiles balísticos Ronald Reagan, el ARRW concluya su vuelo en la zona del atolón Kwajalein, que forma parte de las Islas Marshall y alberga muchas especies escasas.
Según la evaluación ambiental de la USAF, como consecuencia de las pruebas del misil hipersónico hasta cuatro caracoles y 90 almejas podrían morir, mientras que 108 peces Napoleón, una especie en peligro de extinción, podrían "resultar heridos o muertos". Además, hasta 10.417 colonias de corales podrían "experimentar una mortalidad completa".
Una de las principales preocupaciones son las ondas de choque, que pueden viajar largas distancias a través del océano hasta el fondo marino cuando los misiles o sus partes impactan a altas velocidades. No obstante, el documento concluye que "se espera que las ondas de choque tengan efectos insignificantes" en los caracoles y las almejas gigantes, cuyos caparazones los protegerían de las consecuencias.
El informe enumera también otros "factores estresantes" que esas especies podrían experimentar debido a las pruebas de misiles, como niveles extremos de ruido, exposición a materiales peligrosos, perturbaciones causadas por la actividad humana o los equipos y la presencia a largo plazo de objetos artificiales en el agua.
Sin embargo, la evaluación concluye que las pruebas del ARRW y otras actividades militares estadounidenses "no tendrían un impacto significativo en el medioambiente natural o humano".
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