El buque oceanográfico Ángeles Alvariño ha encontrado en el fondo del mar dos botellas de buceo que pertenecen a Tomás Gimeno, el hombre que el pasado mes de abril presuntamente secuestró y asesino a sus dos hijas, Anna y Olivia, de 1 y 6 años, respectivamente, en Tenerife (Canarias, España), informa EFE citando fuentes de la Guardia Civil.
Según medios locales, el hallazgo de los objetos en una zona alejada de la bocana del puerto de Santa Cruz tuvo lugar hace unos días, pero no trascendió hasta esta jornada.
El Ángeles Alvariño, equipado con un sonar de barrido lateral y un robot no tripulado con capacidad para operar hasta los 2.000 metros de profundidad, se encuentra en estos momentos atracado en el dique del Este del puerto de Santa Cruz debido a problemas técnicos.
Reconstrucción del caso
El pasado 27 de abril el hombre desapareció con las dos niñas después de que este no devolviera a las pequeñas a su expareja, Beatriz Zimmerman, como habían acordado. Según un informe judicial, el padre llevó a sus hijas a su casa, en la localidad de Igueste de Candelaria, donde, presuntamente, les quitó la vida, las envolvió en toallas y las colocó en bolsas de basura que metió en su coche.
A continuación, se dirigió hasta el Puerto Deportivo Marina Tenerife e introdujo en un pequeño barco de su propiedad unas bolsas de deporte en las que se cree que se encontraban los cuerpos sin vida de Anna y Olivia, antes de zarpar a las 21:40.
Gimeno llamó después a la madre de las niñas y le advirtió que no volvería a ver a ninguno de los tres, por lo que la mujer interpuso una denuncia por desaparición. El hombre también envió varios mensajes de despedida a familiares y amigos.
Muerte violenta
Sobre las 22:30, ya alejado de la costa, se cree que el hombre arrojó las bolsas de deporte, sujetas entre sí por una cadena y un cabo, que terminaron en el fondo del mar junto al ancla. Después volvió al puerto para comprar algunas cosas en una gasolinera cercana y zarpó por última vez.
El 10 de junio se encontró el cuerpo sin vida de Olivia a unos 1.000 metros de profundidad y a unas tres millas de la costa. Según el reporte de las autoridades, la niña falleció por muerte violenta, de tipo homicida, a causa de un edema agudo de pulmón.
Durante el registro del domicilio de Gimeno, los investigadores encontraron varios envases de medicamentos tipo blíster, por lo que creen que el sospechoso habría drogado a las pequeñas antes de quitarles la vida.
De momento, se desconoce el paradero tanto del hombre como de Anna, aunque se cree que, probablemente, corrió la misma suerte que Olivia.
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