A instancia del Gobierno suizo, expertos medioambientales de Naciones Unidas están considerando la posible prohibición mundial de un aditivo químico que prolonga la vida a los plásticos y que tiene efectos tóxicos duraderos para la salud de los humanos y la fauna marina.
Se trata del compuesto fenólico UV-328, que hace a los embalajes y otros productos más resistentes a la luz ultravioleta. De ser aprobada la regulación, sería "el principio del fin del plástico", según afirmó a Daily Mail el profesor Hideshige Takada, de la Universidad de Tokio, quien aboga por una estricta prohibición de esta sustancia.
El UV-328 es un compuesto tóxico que, cuando es ingerido, tiende a acumularse en el organismo, especialmente en animales marinos, pero también en humanos. Los reguladores europeos consideran este compuesto como "extremadamente preocupante" y dañino para el hígado y los riñones en dosis altas.
Varios gigantes petroleros y petroquímicos se oponen a estos planes regulatorios. Una investigación conjunta del mencionado diario británico y del portal informativo Unearthed, afiliado a Greenpeace, puso al descubierto las presiones de compañías como BASF, ExxonMobil, Dow Chemical, DuPont, Ineos, BP o Shell para impedir que la prohibición se haga realidad.
Tras una solicitud apoyada en la ley de libertad de información, la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. compartió con estos medios documentos que muestran los intentos de la industria para frustrar la iniciativa. Asimismo, una de las consejeras de este organismo, Karissa Kovner, se opuso a que la ONU actúe contra el UV-328. La agencia señaló que sus científicos no habían encontrado que el compuesto entrara en los criterios de toxicidad, persistencia y bioacumulación del Convenio Sobre el Agua de Naciones Unidas, por lo que defendió que se realicen más estudios al respecto antes de tomar una decisión.
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