El pasado 25 de junio, un grupo de ingenieros y médicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) publicó en la revista científica Science Advances un artículo en el que revelan haber desarrollado un dispositivo inflable y ultradelgado que se puede utilizar para tratar las formas más graves de dolor de columna sin necesidad de una cirugía invasiva.
Pese a que la estimulación de la médula espinal es una de las terapias de neuromodulación (aplicación de una corriente de baja frecuencia cerca del sistema nervioso periférico) más antiguas que existen, solo hay dos métodos habituales para su puesta en práctica. Uno de ellos requiere cirugía invasiva con anestesia general para implantar un dispositivo bastante grande que realizará las descargas eléctricas, mientras que el segundo método permite implantar mediante una aguja un dispositivo más pequeño, pero menos efectivo.
Sin embargo, de acuerdo con sus desarrolladores, el nuevo dispositivo combina las mejores características de los dos métodos anteriores, ya que es altamente efectivo y poco invasivo.
Esto se consiguió gracias a la combinación de técnicas de fabricación robótica suave, electrónica ultradelgada y microfluidos.
De apenas 60 micrones de grosor (aproximadamente el mismo que un cabello humano), el dispositivo puede enrollarse en la forma de una aguja percutánea estándar y luego implantarse en el sitio de interés. Una vez ahí, se infla con microfluidos y se despliega hasta alcanzar una forma de paleta.
"Los componentes electrónicos de paleta delgada no son nuevos, pero la incorporación de cámaras de fluidos es lo que hace que nuestro dispositivo sea único", explicó Christopher Proctor, ingeniero de la Universidad de Cambridge, y agregó que, al tratarse de un procedimiento que no requiere una cirugía riesgosa, podría estar disponible para "muchas más personas".
Las primeras pruebas 'in vitro' del dispositivo sugieren que podría remediar muchas formas de dolor intenso, incluido el dolor de piernas y espalda que no desaparecen con analgésicos. También podría adaptarse a un posible tratamiento para la parálisis o la enfermedad de Parkinson.
Sin embargo, aún se requieren pruebas exhaustivas y ensayos clínicos antes de que el dispositivo pueda usarse en pacientes.
Rachel Atfield, gerente de Cambridge Enterprise, la compañía de comercialización que ha patentado el dispositivo, concluyó que "esta tecnología tiene el potencial de transformar el tratamiento clínico, mejorar significativamente el manejo del dolor (…) y llegar a los pacientes que no pueden ser tratados con los dispositivos existentes".