Una iglesia histórica de la provincia de Alberta ha quedado destruida por el fuego en lo que muchos sospechan sería el último de una serie de incendios provocados tras revelarse los abusos que la Iglesia católica cometió contra la población indígena de Canadá.
El incendio en la iglesia de San Juan Bautista, en la ciudad de Morinville, se declaró en la madrugada del miércoles y la parte interior ya había empezado a derrumbarse cuando llegaron los bomberos. Tras ser sofocado el fuego, solo se mantenían en pie algunos fragmentos de las paredes del edificio.
"Es uno de los edificios más grandes de la ciudad, es una estructura muy antigua y contiene mucha madera. Se incendió muy rápido, fue muy difícil sofocarlo", comentó Iain Bushell, director general de los servicios de infraestructura de Morinville.
Construida en 1907, la iglesia era un símbolo histórico de esta ciudad de 10.600 habitantes, bautizada en honor al padre Jean-Baptiste Morin, quien en 1891 guio a varias familias francófonas a esta área desde Quebec.
Se trata de al menos la séptima iglesia católica de Canadá que se ha incendiado recientemente. Las autoridades describieron este último caso como "sospechoso" y el primer ministro de Alberta, Jason Kenney, lo calificó de "potencial crimen de odio".
En los últimos dos meses cientos de cadáveres, en su mayoría de niños, fueron encontrados en varios antiguos internados católicos de Canadá donde en el pasado 'reeducaban' a los indígenas. El último hallazgo, 182 tumbas anónimas descubiertas en Columbia Británica con un radar de penetración del suelo, fue anunciado unas horas después del incendio de Morinville el miércoles.
El Gobierno de Alberta ofreció la semana pasada asistencia financiera a las organizaciones religiosas y culturales que quieran actualizar sus sistemas de seguridad. La comunidad provincial de las Primeras Naciones también ha ofrecido formar patrullas como medida de protección. Su jefe, Arthur Noskey, explicó que no buscan solamente ayudar a sus vecinos católicos, sino también investigar hasta el fondo la injusticias que había sufrido su pueblo.
"Estos son sitios de pruebas potenciales. Sé que todos sienten el daño y que la nación entera esté escandalizada pero para nosotros la verdad está saliendo a la superficie", dijo a Toronto Star.
Una red de internados plagados de violencia
A finales del siglo XIX, en Canadá se estableció una red de internados de reclusión indígena, operados en su mayoría por la Iglesia católica.
En total, unos 150.000 menores pertenecientes a las minorías étnicas fueron matriculados en esos internados a nivel nacional. En 1931, cerca del 37% de los menores de pueblos nativos estudiaban en esos centros.
Se considera que al menos 3.200 niños fallecieron en esas instituciones por causa de la violencia o por negligencia, aunque el número exacto de víctimas todavía se desconoce. Se sabe, además, que los menores eran sometidos a abusos físicos y sexuales por parte de los supuestos pedagogos.
La mayoría de los internados fueron cerrados en la década de 1960, aunque algunos fueron trasladados a los pueblos nativos que querían tener sus propias escuelas.
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