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Las recónditas cuevas al oriente de Venezuela que ponen al límite de la claustrofobia a quienes se atreven a explorarlas (FOTOS)

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El recorrido incluye pasar entre rocas con el agua hasta el cuello, sentir el revuelo de los murciélagos y arrastrarse por un estrecho y largo túnel oscuro.
Las recónditas cuevas al oriente de Venezuela que ponen al límite de la claustrofobia a quienes se atreven a explorarlas (FOTOS)

Pasar por ella no pareciera ser una travesía de alto riesgo, pero sus singulares espacios podrían llevar a cualquiera a tener síntomas de ansiedad y hasta sufrir un ataque de claustrofobia.

En algún momento estuvo entre las primeras dos cuevas más largas de Venezuela. A la fecha, el sistema subterráneo tiene un total de 4.292 metros de galerías exploradas, la séptima con más distancia del país suramericano.

Este espacio natural, llamado oficialmente "Cueva Alfredo Jahn", fue decretado Monumento Natural el 12 de diciembre de 1978 y está ubicado en las cuencas orientales de la Serranía Litoral de la Cordillera de la Costa, una gran cadena montañosa que se extiende por Caracas —la capital venezolana— hasta los estados La Guaira y Miranda, y que incluye al Parque Nacional Waraira Repano.

La población más cercana a la caverna, inmersa en el sector "Dos Quebradas" del estado Miranda, es Birongo, una localidad que está a 4 kilómetros y a casi dos horas de Caracas por tierra. Para llegar al sitio, las personas deben contactar a empresas turísticas que cuentan con equipos y guías expertos.

El espeleólogo José Capino, quien desde hace 25 años se dedica al turismo de aventura en Venezuela con su empresa Viajes Capino, relató a RT que fue en esta cueva donde empezó a realizar espeleoturismo, una modalidad que —dice— es escasa en el mundo.

Explica Capino que para recorrerla, se debe contar con los permisos que exige el Instituto Nacional de Parques (Inparques), por ser una zona protegida, e ir con un guía experimentado, una persona que además de conocer el recorrido, tenga buen sentido de orientación, sepa prestar auxilio y conozca los riesgos que pudieran ser fatales. "Entrar solo a una cueva es una irresponsabilidad, hay personas sin preparación que ofrecen visitas sin linternas o linternas de teléfono, sin casco, sin tapaboca y corren mucho riesgo".

La visita puede convertirse en un reto mental

Para transitar, los guías llevan un bolso para recoger la basura de la comida que llevan. Ellos y los visitantes utilizan tiras de seguridad, cascos, linternas frontales (preferiblemente) y un tapabocas, elemento importante para proteger las vías respiratorias, no solo del covid-19, sino de las esporas que pueden transmitir histoplasmosis, una enfermedad pulmonar que es causada por un hongo que crece en el suelo seco de las cuevas, a partir de heces de aves y murciélagos.

Entrar a una cueva de por sí pone en riesgo la seguridad física. Se pueden sufrir accidentes como caídas, golpes, laceraciones e incluso, toparse con situaciones extremas, como derrumbes e inundaciones por los afluentes de agua que recorren las galerías externas e internas.

"La cueva se ubica en un morro, un macizo calizo, por donde circula el cauce subterráneo de la quebrada Cambural, que tiene su cauce superficial por la montaña y se infiltra por la parte más alta a través de grietas que tiene la roca", explica Capino.

El especialista comenta que la cueva tiene dos sectores, uno habilitado para turistas y otro restringido. En el tramo que se puede transitar, dice, el recorrido es sencillo.

Pero el riesgo no solamente es físico, también se reta la fortaleza mental. En el recorrido se debe pasar entre rocas con el agua hasta el cuello, sentir el revuelo de los murciélagos y arrastrarse por un estrecho y largo túnel oscuro lleno de tierra.

¿Cómo es el recorrido?

Entrar y salir de la cueva puede llevar unas cuatro horas. El recorrido se inicia por las galerías húmedas y en el camino se pueden conseguir con pasos inundados donde se debe subir o bajar trepando. También hay zonas donde hay que inclinarse y tener cuidado con las rocas que sobresalen.

"Hay un paso que le dicen el paso del ahogado. Ahí el agua llega un poco al cuello y hay que pasar por debajo de una roca. Nadie se ha ahogado, de hecho, es bastante divertido y no resulta peligroso", comenta Capino.

Luego, se debe seguir el afluente interno de la quebrada Cambural para llegar al llamado "salón del Chaguaramo", un lugar amplio donde se encuentra una columna húmeda formada por la unión de una estalactita con una estalagmita, de unos cinco metros de alto por 50 centímetros de ancho, y que en su parte más alta tiene una estalactita inclinada que parece una rama que cuelga.

El nombre de la formación rocosa —que tiene miles de años— es porque se asemeja al árbol Chaguaramo, una especie de palmera que crece muy alto en Latinoamérica y el Caribe. "Hasta ahí es la mitad del recorrido. Nos paramos, hablamos del Chaguaramo, de cómo se forman las estalactitas y las estalagmitas. Además cae agua de la quebrada que pasa por encima", explica Capino.

La siguiente etapa es la que pudiera resultar más aterradora para algunos, otros podrían verla como la más emocionante. Para llegar al final de la cueva y poder salir de ella, los exploradores deben pasar por una especie de túnel natural que le dicen "el arrastradero", esto por la postura que deben tomar las personas para cruzar.

Para transitar por ese punto se debe tener mucha paciencia y no dejarse llevar por la ansiedad de querer salir rápido. Además, el ritmo del recorrido depende de las personas que van adelante y pudiera suceder que, en algún punto, alguien se detenga.

"Tienes que ir arrastrado durante 25 metros, pero para algunos es súper eterno, súper largo, como si fueran 250 metros", detalla Capino, quien considera que este paso es "como si lo hubiesen mandado a hacer". "Sales lleno de barro y al final, cuando hay temporadas normales de lluvia, tenemos una cascada que es como un premio, te quitas el barro, te bañas y de ahí en adelante se hace la salida de la cueva".

Un lugar ancestral

El especialista señala que la cueva surgió a partir de rocas calizas que se formaron en ambientes marinos hace unos 60 millones de años, incluso antes de levantarse la Cordillera de la Costa. "En la zona donde está la cueva, coexistían organismos marinos como los corales, que tienen su caparazón de carbonato de calcio. Estos, al estar cerca de los ríos reciben sus sedimentos como rocas y arcilla. Entonces, lo que antes era un arrecife coralino queda enterrado y tras un proceso de diagénesis se forma la roca caliza".

Luego, añade, surge la Cordillera de la Costa y con ella se eleva la roca caliza y el macizo rocoso. Entonces, cuando se empieza a filtrar el agua de ríos y lluvias por la roca, la erosión da origen a la cueva. Por dentro, el mismo proceso del agua da paso a la formación de estalactitas y estalagmitas, que evidencian el paso de miles de años.

"El material no se pierde sino que corre con el agua y cuando se destila por los techos de las cuevas surgen estructuras colgantes que son las estalactitas, que crecen hacia abajo, a favor de la gravedad, por el constante goteo de material rocoso disuelto que se va soldando a una estructura. Un centímetro de estalactita crece cada 100 años en zonas tropicales, entonces, una de 4 metros quizá pueda tener 40.000 años de antigüedad".

Las otras son las estalagmitas, que crecen de forma opuesta a la gravedad y a partir de la misma gota que cae de la estalactita. Cuando ambas se unen se generan las llamadas columnas.

Además, Capino resalta que en la cueva hay murciélagos, que son importantes para el ecosistema por ser polinizarores. "También hay diversidad de insectos como arañas y alacranes, y en los cauces hay camarones, langostinos, cangrejos y peces".

¿Por qué se llaman Alfredo Jahn?

Capino resalta que la cueva, descubierta por la ciencia en 1940, recibió el nombre de Alfredo Jahn tras un acuerdo al que llegaron organizaciones como la Sociedad Venezolana de Espeleología y el Instituto de Cartografía Nacional, para rendirle honor por sus importantes aportes a la ingeniería civil del país.

Jahn fue ingeniero, etnólogo, etnógrafo, botánico y explorador científico y fundó la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales. Nació el 8 de octubre de 1867 en Caracas y falleció el 12 de julio de 1940. Participó en la construcción de los ferrocarriles Caracas-Valencia y Caracas-La Guaira; y también en la creación de la carretera trasandina.

Capino añade que la cueva también ha recibido otros nombres que trascendieron por tradición local. Uno de ellos es "la tapa de Cambural". "Los viejos de la zona dicen que si una persona le daba un machetazo a la parte alta del macizo, se podía quitar la tapa del cerro y ver la quebrada Cambural circulando por dentro".

El otro nombre es "la cueva de Marcelino Peña", y le dicen así porque sus familiares aseguran que este personaje fue uno de los primeros que entró en ella. "Saber a ciencia cierta quien entró por primera vez es súper complicado, seguramente los primeros que entraron en la cueva fueron los aborígenes que transitaban por la Cordillera de la Costa".

Orlando Rangel Y.

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