El presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue asesinado anoche en un ataque armado, ha confirmado en un comunicado el primer ministro interino del país, Claude Joseph.
Alrededor de la una de la madrugada, un grupo de individuos aún desconocidos, "algunos de los cuales hablaban español", atacaron la residencia privada del mandatario y lo hirieron de muerte, indica el documento.
La primera dama, Martine Moïse, ha resultado herida de bala durante el ataque y fue trasladada al hospital.
Mientras tanto, el primer ministro interino y la Policía Nacional han condenado "este acto odioso, inhumano y bárbaro", al tiempo que han llamado a la población a la calma, afirmando que la situación de seguridad en el país "está bajo el control" de la Policía y de las Fuerzas Armadas.
"Se toman todas las medidas para garantizar la continuidad del Estado y para proteger a la Nación", asegura el comunicado, para concluir que "la democracia y la República ganarán".
"La Nación está de luto. Nuestro presidente, su excelencia Jovenel Moïse, acaba de ser asesinado cobardemente. Las fuerzas oscuras que quieren sembrar el caos en el país no lograrán poner de rodillas a la Nación. Cerremos nuestras filas para preservar nuestra democracia amenazada", escribió el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Rockfeller Vincent, en su cuenta de Twitter.
Por su parte, el embajador de Haití en EE.UU., Bocchit Edmond, afirmó que los asesinos del presidente eran mercenarios "profesionales".
El magnicidio se produce a menos de tres meses de las elecciones presidenciales y legislativas, convocadas para el próximo 26 de septiembre, a las que Moïse no podía presentarse como candidato. Para esa misma fecha, el mandatario había convocado un referéndum para una nueva Constitución, que contaba con las críticas de sus opositores y la comunidad internacional.
Crisis política
Moïse, de 53 años, asumió la Presidencia del país más pobre de América el 7 de febrero de 2017 y sus últimos meses de mandato han estado rodeados por la polémica, ya que sus detractores no reconocían su legitimidad como presidente.
El mandatario fue juramentado tras la repetición de comicios electorales en noviembre de 2016, luego que las elecciones celebradas un año antes, en octubre de 2015, fueran anuladas por denuncias de fraude.
Así, la oposición consideraba que el pasado 7 de febrero vencía su mandato, ya que, según la Constitución, debido a esa repetición de los comicios, los cinco años de gobierno de Moïse comenzaron a contar en febrero 2016, una vez vencido el período del expresidente Michel Martelly, y no en 2017, cuando asumió formalmente.
El día en el que, según la oposición, debía concluir su mandato, y en un clima de fuertes protestas en las calles, el presidente haitiano denunció un intento de golpe de Estado en su contra con el objetivo de asesinarlo. En ese momento, Moïse aseguró que había 20 personas detenidas, entre ellas un juez favorable a la oposición y una inspectora de la Policía, aunque no ofreció más detalles ni evidencia.
A esta crisis política, además, se unía que Moïse llevaba más de un año gobernando por decreto, desde que en enero de 2020 declarara la caducidad del período legislativo, debido a que no se pudieron celebrar los comicios parlamentarios en otoño de 2019, aplazados por las constantes protestas antigubernamentales que paralizaron el país en esa época.
El pasado lunes, Moïse había nombrado a Ariel Henry como nuevo primer ministro, el quinto durante su mandato, con la tarea de formar un gobierno de consenso que enfrentase la grave crisis de seguridad y apoyase los comicios de septiembre.
Violencia y crisis de seguridad
Por otro lado, Haití sufre una profunda crisis de violencia agravada en las últimas semanas por las luchas territoriales entre pandillas y bandas armadas que se disputan el control de los barrios más pobres de de Puerto Príncipe. De hecho, en días recientes el mandatario había pedido ayuda internacional para combatir a estos grupos.
"El país ha estado en un ciclo infernal de violencia durante los últimos 18 años; un ciclo infernal de inseguridad. Y este ciclo, nos pone en una situación en la que todo el tiempo estamos obligados a apagar el fuego", afirmó Moïse el pasado 20 de junio durante un discurso, en el que anunciaba que había pedido al Ejército que apoyase a la Policía Nacional en la lucha contra las bandas.
El pasado 10 de junio, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) estimaba que en el último año casi 6.000 personas se habían visto obligadas a abandonar sus hogares en la capital haitiana por los constantes enfrentamientos entre grupos criminales. La organización, además, alertaba del recrudecimiento de la violencia.
Por su parte, el presidente de la Comunidad del Caribe (Caricom) y primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, calificó el lunes la situación en Haití de "insostenible" y pidió a los líderes regionales "redoblar esfuerzos para traer una resolución" que permita que "algún nivel de normalidad regrese a Haití".