Peces dorados liberados en embalses de EE.UU. crecen hasta alcanzar el tamaño de pelotas de rugby y provocan alteraciones de los ecosistemas locales
Las autoridades de la ciudad de Burnsville (estado de Minnesota, EE.UU.) pidieron el pasado viernes a la población en su cuenta de Twitter que dejara de echar los peces de sus acuarios en embalses, porque estos animales crecen hasta alcanzar tamaños demasiado grandes (a veces similar al de pelotas de fútbol americano) y dañan al ecosistema local.
"¡Por favor, no suelten sus peces en estanques y lagos! Crecen más de lo que cree y contribuyen a la mala calidad del agua al limpiar los sedimentos del fondo y arrancar las plantas", escribieron, además de adjuntar varias fotografías de los animales.
El gobierno local junto con una empresa especializada en el control de plagas del agua, comenzó a estudiar la población de peces de colores en el lago cercano después de que los residentes se quejaran de una posible plaga.
Cabe señalar que un pez dorado liberado en agua dulce se convierte en una especie invasora que puede reproducirse rápidamente, acabar con especies nativas, destruir el hábitat y hasta sobrevivir los duros inviernos. "Los peces de colores tienen la capacidad de cambiar drásticamente la calidad del agua, lo que puede suponer una cadena de impactos para las plantas y otros animales", sostuvo Caleb Ashling, especialista en recursos naturales procedente de Burnsville, citado por The Washington Post. "Son una gran preocupación", puntualizó el experto.
En el condado de Carver, cercano a Burnsville, estas carpas invadieron varios lagos durante al menos dos años. El año pasado, los trabajadores locales sacaron del agua entre 30.000 y 50.000 peces en un día. Según las autoridades, el origen del problema podría consistir en que las personas arrojaran continuamente estas especies al agua.
La presencia de grandes poblaciones de estos animales se está convirtiéndo en EE.UU. en un desafio al nivel regional. Por ejemplo, las autoridades del estado de Washington y Virginia advirtieron a sus residentes de la prohibición de liberar los peces que anteriormente habían vivido en un acuario.