Este 23 de julio, reguladores gubernamentales de Filipinas emitieron un permiso de bioseguridad que allana el camino para que empiece la producción comercial del "arroz dorado", llamado así por su tono amarillo brillante. Se trata de un arroz modificado genéticamente que, según los expertos, ayudaría a combatir la desnutrición y a salvar vidas en los países en desarrollo.
"Es un paso realmente importante para nuestro proyecto porque significa que hemos superado esta fase regulatoria y el arroz dorado será declarado tan seguro como el arroz común", dijo a AFP Russell Reinke, miembro del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI), con sede en Filipinas.
Los investigadores del IRRI han pasado dos décadas trabajando con el Departamento de Agricultura y el Instituto de Investigación del Arroz de Filipinas para desarrollar este producto, que se diferencia del arroz común por estar enriquecido con betacaroteno, un pigmento precursor de la vitamina A.
El arroz común es un alimento básico para cientos de millones de personas, especialmente en Asia, y produce betacaroteno en la planta, pero no en el grano.
"El único cambio que hemos hecho es producir betacaroteno en el grano", explicó Reinke. "Los agricultores podrán cultivar [el arroz dorado] exactamente de la misma manera que las variedades ordinarias. No necesita fertilizantes adicionales ni cambios en el manejo y trae consigo el beneficio de una mejor nutrición".
La vitamina A, que es esencial para el crecimiento y desarrollo normales, así como para el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico y la visión, se encuentra en cantidades deficientes en casi el 17 % de los niños menores de cinco años en Filipinas, de acuerdo con el IRRI.
Según datos de la OMS, la falta de vitamina A causa hasta 500.000 casos de ceguera infantil cada año a nivel mundial, y la mitad de esos casos terminan en muerte pasados 12 meses desde la pérdida de la vista.
Las autoridades de Filipinas aseguran que este es el primer arroz modificado genéticamente aprobado para su uso comercial en el sur y sureste de Asia, pese a la fuerte resistencia que enfrentó por parte de grupos ambientalistas que se oponen a los alimentos genéticamente alterados.
Sin embargo, desde el IRRI subrayan que el arroz dorado aún tiene un largo camino por recorrer antes de estar ampliamente disponible para toda la población.
De acuerdo con Reinke, el próximo año "cantidades limitadas" de la semilla podrían comenzar a distribuirse a los agricultores filipinos en provincias seleccionadas.
Reinke añadió que el producto también fue analizado por reguladores de seguridad alimentaria en Australia, Estados Unidos y Canadá y recibió el visto bueno, pero no ha sido aprobado en estos países para la producción comercial. Además, está siendo revisado por reguladores en Bangladés.