Las cacatúas salvajes de Sídney, icónica ave australiana, se están enseñando unas a otras cómo abrir los contenedores de basura para buscar alimentos. Un equipo internacional de científicos demostró, en una investigación publicada en Science, que estas exóticas aves de plumaje blanco y cresta amarilla son capaces de transmitir ciertos comportamientos a sus semejantes, a través del aprendizaje social.
El estudio, dirigido por Barbara Klump y Lucy Aplin, del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal, junto con John Martin, de la Sociedad de Conservación de Taronga, y Richard Major, del Museo Australiano, concluyó que ese comportamiento es en realidad aprendido, y no resultado de la genética.
La coautora Barbara Klump explicó que el aprendizaje social es la base de las más diferentes culturas regionales y que también algunos animales, como los primates y las aves, parecen aprender socialmente. "Los niños son maestros del aprendizaje social. Desde una edad temprana, copian las habilidades de otros niños y adultos. Sin embargo, en comparación con los humanos, hay pocos ejemplos conocidos de animales que aprendan unos de otros", dijo Klump.
La investigación se inició unos años atrás, cuando Richard Major compartió un video con Lucy Aplin, en el que se mostraba una cacatúa de cresta de azufre usando su pico y una pata para levantar la tapa de un cubo de basura.
John Martin, científico investigador de Taronga Conservation Society, quien ha trabajado junto con Major en varios proyectos, explicó que a principios del 2018, y a partir de una encuesta en línea a los residentes de varias áreas urbanas de Australia sobre el comportamiento de las aves con relación a los contenedores de basura, descubrieron que las cacatúas de tres suburbios de Sídney habían dominado la técnica.
A fines de 2019, los residentes de 44 áreas habían observado la práctica de apertura de contenedores, lo que demuestra que se había extendido rápida y ampliamente hacia áreas vecinas, e indica que esa nueva habilidad no estaba apareciendo al azar.
"Estos resultados muestran que los animales realmente aprendieron el comportamiento de otras cacatúas en su vecindad", señaló Klump.
Como parte de la investigación, marcaron con pintura alrededor de 500 cacatúas en tres 'puntos calientes' seleccionados para permitir la identificación de aves individuales, lo que les permitió observar cuáles de ellas podían abrir contenedores. Resultó que solo alrededor del 10 % podía hacerlo, y en su mayoría eran machos.
Sin embargo, los investigadores encontraron en el norte de Sídney cacatúas con una técnica diferente para abrir los contenedores, de las cuales luego otras se copiaron, "lo que sugiere que el comportamiento se aprende observando a los demás", señaló Klump.
Los científicos interpretaron los resultados como el surgimiento de subculturas regionales y esperan que sus hallazgos también generen una comprensión más amplia de los animales urbanos.