El Gobierno de Afganistán ha impuesto este sábado un toque de queda en 31 provincias de la nación para contener la actividad de los talibanes, según lo anunció el Ministerio del Interior del país árabe, informan medios locales.
Ahmad Zia Zia, portavoz adjunto del ministerio, ha indicado que las provincias de Kabul, Nangarhar y Panjshir quedan exentas de dicha medida, que se aplicará todos los días entre las 10:00 de la noche y las 4 de la mañana.
Paralelamente, el Ministerio del Interior ha publicado un comunicado en el que indica que se lanzó una operación nocturna contra los talibanes en el distrito de Kurkh, en la provincia de Herat, causándoles numerosas bajas, entre ellas las de dos comandantes clave, identificados como Mullah Hesam y Akhundzada.
Fawad Aman, vocero del Ministerio de Defensa afgano, desmintió este viernes las declaraciones de los talibanes acerca de que el movimiento ya controla el 90 % del país. "Es mentira y no tiene fundamento, es sobre todo propaganda", afirmó.
Ofensiva durante la retirada de EE.UU.
Por contra, el portavoz indicó que la mayor parte del territorio, especialmente las fronteras de Afganistán, sigue bajo control de las Fuerzas de Seguridad Afganas (ANDSF, por sus siglas en inglés), y que cada día que pasa aumentan las zonas que controla.
Los talibanes declararon la víspera que, salvo ciertas zonas, mantienen un control total sobre las áreas colindantes con Tayikistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Irán y Pakistán. El grupo extremista sigue avanzando en su ofensiva por el país asiático, haciéndose con el control de nuevos territorios, mientras que la retirada de las fuerzas de EE.UU. y sus aliados de la OTAN se ha completado en más del 95 %.
Entretanto, el portavoz del movimiento talibán, Suhail Shaheen, subrayó que el actual presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, debe abandonar su puesto y que solo así se alcanzará la paz en el país. Asimismo, subrayó que antes de alcanzar un posible alto el fuego, los talibanes y las autoridades oficiales tienen que llegar a un acuerdo sobre la formación de un nuevo Gobierno que sea "aceptable" tanto para los talibanes.
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