Expresidentes y actuales ministros del Tribunal Superior Electoral de Brasil (TSE) respaldaron este lunes el sistema de votación vigente en el país, en medio de una campaña oficialista contra el voto electrónico y cuando restan 14 meses para los comicios presidenciales.
Mediante una nota pública, 18 miembros y exmiembros de la Justicia Electoral señalaron que las urnas electrónicas, adoptadas hace más de 20 años, "lograron eliminar un pasado de fraudes electorales que marcó la historia de Brasil".
El comunicado fue emitido un día después de una masiva movilización de partidarios de Jair Bolsonaro para exigir la vuelta a la boleta impresa, una iniciativa del ultraderechista presidente, que intenta modificar el actual método de sufragio implementado en 1996, ante una supuesta falta de transparencia y control.
"Nunca hubo ningún episodio documentado de fraude en las elecciones. Durante este período, el TSE ha sido ya presidido por 15 ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Federación. En sus 25 años de existencia, la máquina de votación electrónica ha experimentado sucesivos procesos de modernización y mejora, contando con capas de seguridad", sostiene la carta, firmada incluso por el actual presidente del TSE, Luis Roberto Barroso, y el vicepresidente, Edson Fachin, quienes también ofician como jueces del Supremo Tribunal Federal (STF).
De acuerdo con los funcionarios y exfuncionarios que suscribieron la misiva, el sistema que rige actualmente es seguro y controlable.
Para la Justicia electoral, "las máquinas de votación electrónica son auditables en todas las etapas del proceso, antes, durante y después de las elecciones". Y además, "todos los pasos, desde la elaboración del programa hasta la difusión de los resultados, pueden ser seguidos por los partidos políticos, el Ministerio Público, el Colegio de Abogados de Brasil, la Policía Federal, universidades y otros especialmente invitados".
La nota también remarca que las máquinas de votación electrónica no están conectadas a internet, por lo que no se puede acceder a ellas de forma remota.
Por el contrario, consideran que el voto impreso no es un mecanismo de auditoría adecuado para sumarse a los existentes, ya que es menos seguro que el voto electrónico, por los riesgos derivados de la manipulación humana y el incumplimiento de la confidencialidad.
Bolsonaro, quien busca la reelección en 2022, no pide que se vuelva a las boletas, sino que se imprima un recibo después de cada voto en la urna electrónica, para que los totales puedan ser recontados físicamente.
Esta iniciativa fue presentada en el Congreso mediante un proyecto de ley, pero no cuenta con el apoyo ni de la justicia electoral ni de la mayoría de los partidos, incluidos los oficialistas.
Bolsonaro ha aseverado que las urnas electrónicas "no son confiables", por lo que quienes pierdan la elección de octubre de 2022 podrían plantear el desconocimiento de los resultados. Sin embargo, durante un pronunciamiento público hecho la semana pasada, reconoció que no tenía pruebas sino solo "fuertes indicios" de que se producen fraudes por medio del voto electrónico.
Lo cierto es que sus chances de ganar los próximos comicios no son las más altas, ya que hasta el momento las encuestas posicionan al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) como favorito para retomar el poder en 2022.