La política de neutralidad de carbono en Europa, que tiene como objetivo reducir en 55 % las emisiones netas de CO2 para 2030 y a cero para 2050, inevitablemente conducirá a una reducción de las ventas de gas ruso. Pero Rusia podría mantener sus posiciones en el mercado energético europeo mediante la exportación de hidrógeno azul y así, de hecho, convertirse en líder mundial en ese ámbito, sostiene el jefe del departamento de estructuración de contratos y formación de precios de Gazprom Export, Serguéi Kómlev.
En una reciente entrevista para la revista corporativa Gazprom, Kómlev declaró que "en la práctica, alcanzar la neutralidad de carbono significa abandonar los combustibles que son fuente de gases de efecto invernadero". Entretanto, la producción de hidrógeno en Rusia ya está en marcha y su costo se estima en apenas dos dólares por tonelada.
"A la larga, esto acabará asegurando el papel de Rusia como líder mundial en la exportación de hidrógeno azul, lo que tendrá un efecto positivo en la reputación de la industria gasífera, detendrá la devaluación de los activos de gas y abrirá el camino para la financiación responsable de proyectos de gas natural descarbonizado", afirmó Kómlev.
Sin embargo, la exportación de hidrógeno azul, fabricado a partir del metano, no carecerá de dificultades, ya que en Europa no lo consideran lo suficientemente ecológico, a diferencia del hidrógeno verde, que se hace a base de energías renovables, recordó el funcionario. No obstante, la producción del hidrógeno azul es más barata: hoy en día cuesta alrededor de 1,5 dólares por kilo, mientras que el verde ya sale en 2,5 o incluso 6 dólares por kilo.
¿Qué tipos de hidrógeno se consideran limpios?
Para clasificar el hidrógeno hay una escala de colores, en función de las tecnologías y materias primas que se usan en su producción. Así, entre los tipos que implican emisiones de dióxido de carbono destacan el hidrógeno marrón (hecho de carbón) y el gris (obtenido de gas natural).
El azul se genera con la partición de vapor de gas natural, y el verde mediante la electrolisis de aguas provenientes de fuentes renovables. Ambas versiones se producen con mínimas emisiones de CO2 o incluso ninguna.