En Pakistán, un niño hindú de ocho años está bajo custodia policial, acusado de blasfemia. Es la persona más joven en ser inculpada en virtud de esa infracción. El pequeño fue arrestado por haber orinado, supuestamente de manera intencional, sobre una alfombra en la biblioteca de una madraza, institución donde se brinda enseñanza sobre los textos sagrados del islam. En ese país asiático, los cargos de blasfemia pueden conllevar la pena de muerte.
El nombre del niño y de los miembros de su familia no han sido divulgados. The Guardian tuvo una conversación con uno de sus familiares, que dijo que el niño "ni siquiera es consciente" de tales cuestiones de blasfemia y que con él las autoridades han sido solo falsamente indulgentes. Según su testimonio, el acusado no entiende siquiera por qué lo mantuvieron en la cárcel durante una semana. El miércoles de la semana pasada, tras su excarcelación bajo fianza, un grupo musulmán atacó un templo hindú.
Los atacantes afirmaron que el niño cometió blasfemia y pidieron el máximo castigo para él. La multitud dañó estatuas, quemó la puerta principal del templo y bloqueó brevemente una carretera cercana. Por miedo a agresiones más fuertes y directas, la familia del niño y otros representantes de la minoría hindú del distrito conservador de Rahim Yar Khan se escondieron.
Imran Khan, primer ministro paquistaní, condenó en Twitter el ataque. Se desplegaron tropas en el lugar del incidente para detener los disturbios y prevenir otros. El sábado, 20 personas fueron arrestadas en relación con los hechos ocurridos. Khan prometió que el gobierno restaurará el templo destruido e informó que ha ordenado al jefe de policía provincial tomar medidas contra cualquier oficial que haya tratado con negligencia el sofocamiento de esos desmanes.
La blasfemia en Pakistán
Los cargos de blasfemia contra un niño han conmocionado a los expertos legales en el país, así como defensores internacionales de los derechos humanos que dicen que la medida no tiene precedentes, ya que nadie tan joven ha sido nunca acusado por este delito.
Rimmel Mohydin, activista de Amnistía Internacional para el Sur de Asia, critica que en Pakistán se haya abusado de las leyes sobre blasfemia durante mucho tiempo para atacar a grupos minoritarios, y destaca que este caso es impactante y extremo. Considera que los cargos deben ser retirados y las autoridades de Pakistán "deben proporcionar inmediatamente protección adecuada para el niño, su familia y la comunidad hindú en general".