La nave espacial no tripulada CST-100 Starliner de Boeing, cuyo lanzamiento a la Estación Espacial Internacional (EEI) fue pospuesto el 3 de agosto, todavía está bajo inspección, informa la NASA en un comunicado divulgado este lunes.
Según se detalla, la agencia espacial y la empresa productora trabajan para "restaurar la funcionalidad de varias válvulas en el sistema de propulsión de la Starliner, que no se abrieron como estaba diseñado durante la cuenta regresiva". De momento, se pudieron abrir siete de las 13 válvulas que estaban cerradas.
"Los equipos de prueba están aplicando técnicas mecánicas, eléctricas y térmicas para hacer que las válvulas se abran", señala la NASA. Indica que antes de que la nave sea devuelta a la plataforma de lanzamiento, habrá que "demostrar el rendimiento repetible del sistema y verificar la raíz del problema". Si esta no se descubre, Boeing tendrá que cambiar el programa de vuelo de la Starliner.
En cuanto a las posibles fechas del futuro lanzamiento, la más temprana disponible es "a mediados de agosto". En cualquier caso, la prioridad durante la ventana planetaria —tiempo óptimo para el lanzamiento de cohetes— se dará a la misión Lucy de la NASA, la primera destinada a los asteroides troyanos.
"¿Cómo —por qué— esta nave espacial, una que se supone que eventualmente volará con humanos al espacio, llegó a la plataforma de lanzamiento sin válvulas de propulsión completamente operativas en primer lugar? Eso me pregunto", comentó la noticia el exempleado de la agencia espacial estadounidense y editor del portal NASA Watch, Keith Cowing.
Serie de fracasos
La nave tenía que ser lanzada en el cohete Atlas V, construido por United Launch Alliance, desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en el estado de Florida, EE.UU. Starliner iba a transportar más de 180 kilogramos de carga y suministros de la tripulación a la EEI, donde pasaría de 5 a 10 días y regresaría con más de 245 kilogramos de carga.
El intento previo para ejecutar el lanzamiento ocurrió en diciembre del 2019 y fracasó porque la cápsula de Starliner tuvo problemas con el 'software', no logró acoplarse a la EEI y regresó a la Tierra prematuramente. Más adelante, la agencia espacial estadounidense determinó 80 acciones correctivas que debía realizar Boeing.