"Era una empresa fallida": Gorbachov insta a aprender la lección en Afganistán, de donde ordenó retirar las tropas soviéticas en 1989
"Se tendría que haber reconocido el fracaso antes", opinó este martes el expresidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, en relación al final abrupto de la misión estadounidense en Afganistán. "Lo que importa ahora es sacar las lecciones y, por lo menos, no repetir errores como este", afirmó a la agencia RIA Novosti el último líder soviético, que en 1989 ordenó la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán, diez años después de su entrada en el país centroasiático.
"Fue desde el principio una empresa fallida, aunque en la primera etapa Rusia la apoyó", recordó Gorbachov, que dirigió los destinos de la URSS entre 1985 y 1991. "Como muchos proyectos similares, se basó en una exageración de la amenaza y en unos conceptos geopolíticos poco claros. A eso se sumaron los intentos poco realistas de democratizar una sociedad multi-tribal", explicó.
En su etapa al frente de la URSS, Gorbachov consideró que la presencia del Ejército soviético en Afganistán era un error político. Su decisión de sacar las tropas de allí, que se tomó después de numerosos debates, contaba con el apoyo del mando político, militar y, ante todo, del pueblo, según subrayó el padre de la 'perestroika' en una reciente entrevista con RIA Novosti.
La salida del contingente militar soviético concluyó el 15 de febrero de 1989. Desde ese momento, el Gobierno de Mohammad Nayibulá, borró toda la referencia al socialismo de la constitución nacional y, aunque no pudo conseguir la deseada reconciliación nacional, se mantendría en el poder hasta abril de 1992.
El pasado mes de abril, la Administración Biden anunció la retirada de las tropas estadounidenses del territorio afgano, y puso como fecha tope el 11 de septiembre. Sin embargo, desde ese momento los talibanes intensificaron la ofensiva en distintas regiones de Afganistán y el 15 de agosto tomaron el control de todos los pasos fronterizos, ocuparon el palacio presidencial y otras sedes gubernamentales en Kabul, obligando al presidente Ashraf Ghani a huir del país para "evitar un derramamiento de sangre", como él mismo dijo.