Descubierto en 2018 en la provincia de Henan (China), un huevo fosilizado fue recientemente reexaminado por un grupo de investigadores que concluyeron que fue puesto hace unos 90 millones de años por una tortuga gigante y no por un dinosaurio, como suponían en un principio.
El huevo, que tiene una forma casi esférica y mide alrededor de cinco centímetros, conserva en su interior un embrión fosilizado de la especie Yuchelys nanyangensis, una tortuga terrestre que se extinguió junto con los dinosaurios hace 66 millones de años, tras el impacto de un asteroide.
En un estudio publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society B, los expertos escribieron que la cáscara del huevo (seis veces más gruesa que la de uno de gallina y cuatro veces más que la de las tortugas galápagos) era lo suficientemente resistente para ser enterrada en nidos a gran profundidad, en suelos húmedos, para evitar que se secaran en el ambiente árido del centro de China de finales del período Cretácico.
Los investigadores usaron una ecuación que toma en cuenta el tamaño de un huevo para predecir la longitud de la parte superior del caparazón de la tortuga, y determinaron que este huevo probablemente fue puesto por un espécimen con un caparazón de 1,6 metros de largo. Esa medida no incluye la longitud del cuello o la cabeza, por lo que se estima que la tortuga era tan larga como puede ser de alto un humano.
Mediante una micro-tomografía computarizada, los científicos pudieron crear imágenes virtuales en 3D del óvulo y su embrión. Al comparar estas imágenes con una especie de tortuga viva lejanamente relacionada, determinaron que el embrión estaba desarrollado casi en 85 %.
No obstante, según Darla Zelenitsky, coautora del estudio y profesora asociada de paleobiología en la Universidad de Calgary, Canadá, parte de la cáscara del huevo está rota, por lo que "tal vez intentó eclosionar" pero fracasó. Y no fue el único. Anteriormente habían sido halladas dos nidadas de huevos de cáscara gruesa, también en la provincia de Henan, que datan del período Cretácico: una con 30 huevos y otra con 15. Los investigadores consideran que probablemente pertenecían también a la extinta familia Nanhsiungchelyid.
Zelenitsky agregó que el huevo fue hallado cerca de ríos antiguos, que podrían haberse desbordado durante la temporada de lluvias y así "enterrado los huevos que estaban en la llanura aluvial, preservándolos potencialmente como fósiles".