Por mucho tiempo, el Gran Cañón ha intrigado a los científicos con un desconcertante misterio geológico en algunas áreas donde más de 1.000 millones de años de capas de rocas no existen, como si hubieran desaparecido sin dejar rastro.
Esta peculiaridad fue descubierta en 1869 por el geólogo John Wesley Powell, mientras viajaba por el río Colorado. Ahora, gracias a un equipo de investigadores estadounidenses, esta extraña brecha en el tiempo conocida como 'La Gran Discordancia' está más cerca de ser comprendida después de casi 150 años desde que fue descrita por primera vez, según un nuevo estudio publicado en la revista Geology.
Los acantilados rojizos del Gran Cañón son como un libro de texto de historia de la Tierra, y al escalar por sus paredes se puede retroceder casi 2.000 millones de años, pero a ese libro le faltan páginas, explicó Barra Peak, de la Universidad de Colorado Boulder y autora principal del trabajo.
En algunos lugares parece que cientos de millones de años simplemente nunca hubieran existido, pues rocas que datan de hace 1.400 millones y 1.800 millones de antigüedad se encuentran junto a rocas que tienen solo 520 millones de años.
Un antiguo supercontinente
El equipo cree tener una pista para entender el por qué. Suponen que una serie de pequeñas pero violentas fallas pueden haber sacudido la región durante la ruptura de un antiguo supercontinente llamado Rodinia. Y los estragos resultantes probablemente desgarraron la tierra alrededor del cañón, provocando el arrastre de rocas y sedimentos hacia el océano.
Para su investigación, los científicos emplearon un método llamado termocronología, que rastrea la historia del calor en la piedra. Explican que, cuando las formaciones geológicas se entierran a gran profundidad, la presión que se acumula sobre ellas puede hacer que se calienten. Ese calor, a su vez, deja un rastro en la química de los minerales en esas formaciones.
Tras analizar las muestras recolectadas en la pintoresca zona se dieron cuenta que la historia de esta característica puede ser más complicada de lo que se creía. En particular, la mitad occidental del cañón y su parte oriental —aquella que es más visitada por turistas— pueden haber sufrido transformaciones diferentes a lo largo del tiempo debido a la ruptura de Rodinia.
Si bien los hallazgos no son suficientes para resolver por completo el misterio de 'La Gran Discordancia', son un paso importante, y los investigadores creen que las mismas técnicas se pueden aplicar en otros sitios con características geológicas similares.