Científicos han encontrado el primer indicio del ataque de un gigantesco tiburón prehistórico contra un cachalote, del que solo ha quedado un diente de 11,7 centímetros de largo del mamífero en el que quedaron las marcas de la arremetida del escualo.
Se estima que la pieza dental tiene una antigüedad de entre 14 y 5 millones de años. En aquel entonces el clima era más cálido y el nivel del mar era bastante más alto que hoy en día. Por eso no ha de sorprender que el lugar donde se encontró el diente, una mina de fósforo en Carolina del Norte (EE.UU.), estuviera cubierto por el agua y ese bajío del Atlántico fuera probablemente el lugar del ataque.
La auténtica revelación de este estudio, publicado recientemente en el boletín Acta Palaeontologica Polonica, son las capacidades de la ciencia moderna, que en el momento cuando fue hallado el diente (años 1970) apenas permitía atribuirlo a una especie concreta, mientras que en la actualidad se ha establecido qué animal asestó el letal mordisco al cetáceo.
El tiburón agresor podría haber pertenecido a las especies extintas 'Otodus chubutensis' o su descendiente 'Otodus megalodon', opinan los paleontólogos. Estos dos escualos son los más grandes que se han registrado en la historia, el cuerpo de un ejemplar adulto podía llegar a medir por lo menos 12 y 14 metros, respectivamente. Las fauces eran también son de récord y los investigadores demostraron que solo una fiera marina tan grande pudo dejar en el esmalte dos profundas rayas en un lateral del diente.
Además, los paleontólogos estiman que para que los dientes del tiburón "hayan marcado el diente del cachalote, primero habrían tenido que cortar o romper el hueso de la mandíbula". "Lo más probable es que la mordedura también dañara el hueso circundante —añaden los autores—. Esto implica la capacidad del tiburón para asestar un poderoso mordisco".
El cachalote también corresponde a una especie extinta y, contrariamente a la tendencia evolutiva de los escualos, que se hicieron más pequeños desde entonces, pertenecía a una especie de menor tamaño en comparación con los cachalotes que habitan los océanos hoy en día; probablemente se tratara de un 'Acrophyseter deinodon'. Las ecuaciones elaboradas hace una década han permitido establecer, a partir del tamaño del diente, que el cuerpo del mamífero marino medía entre 4 y 4,3 metros de largo.
Según este equipo de autores, el vestigio de ese ataque es el más antiguo en el registro fósil de un enfrentamiento entre tiburones megalodon y cachalotes. El investigador principal, el paleontólogo jefe del Museo Marino Calvert (Maryland, EE.UU.), Stephen Godfrey, admitió en un correo recogido este lunes por Live Science que "ningún animal marino estaba a salvo de los ataques de estos tiburones gigantes".
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!