El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, informó que cerca de 1.000 estadounidenses podrían estar todavía en Afganistán. Indicó que Washington ha evacuado al menos 4.500 ciudadanos estadounidenses y que otros 500 están preparados para una próxima salida de ese país.
En cuanto a la cifra total de evacuados, el secretario de Estado afirmó que han sacado a más de 82.000 personas desde el pasado 14 de agosto.
Sobre lo que pueda pasar tras el 31 de agosto, fecha establecida para culminar la retirada, el alto funcionario dijo que seguirán esforzándose para que cualquiera que quiera irse del país pueda hacerlo, y que esperan que los talibanes* cumplan sus compromisos en ese sentido. "Adoptaremos una posición hacia cualquier gobierno talibán en Afganistán basándonos en una simple propuesta: nuestros intereses y si nos ayudan a promoverlos o no", destacó. "Si relacionarnos con el gobierno fomenta los intereses duraderos que tenemos en la lucha contra el terrorismo, y sirve para tratar de ayudar al pueblo afgano que necesita asistencia humanitaria y para la protección de los derechos de todos los afganos —especialmente mujeres y niñas—, entonces lo haremos", agregó.
Entre tanto, EE.UU. conserva allí 5.400 soldados para prestar asistencia durante la evacuación.
Por su parte, Rusia también organizó la evacuación de sus connacionales. Más de 500 personas —no solo rusos, también ciudadanos de Ucrania y de los países de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva— fueron sacadas de Afganistán este miércoles en cuatro aviones de transporte militar. Asimismo, Turquía inició la retirada de sus militares de Afganistán.
Repercusión interna
En la política interna de EE.UU., siguen las críticas a la operación. El líder de la minoría republicana en la Cámara de los Representantes, Kevin McCarthy, dijo que Biden permitió que los talibanes dirijan la política exterior de Washington y que el presidente arruinó la reputación de la nación en la escena mundial.
Víctimas civiles de la intervención de Occidente
A su vez, la titular del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, exigió investigar los reportes de violaciones a esos derechos cometidas por los talibanes en Afganistán. Sin embargo, no es el único tema a ese respecto.
La intervención militar lanzada hace 20 años por EE.UU. y la OTAN dejó miles de víctimas, no solo militares, sino también entre la población local. Un estudio de la Misión de Asistencia de la ONU en el país reveló que de casi 40.000 civiles fallecidos, más de 10.000 se atribuyen a las fuerzas de Occidente.
Cabe recordar que una investigación interna de las fuerzas armadas de Australia determinó que al menos 39 civiles afganos fueron asesinados por sus tropas. En cuanto a EE.UU., en 2010 se descubrió que había un equipo de militares suyos que, según reportes, competían entre ellos al matar 'por deporte' y se quedaban con dedos cortados a sus víctimas para lucirlos como trofeos. En cuanto al Reino Unido, se reporta que algunos miembros del Servicio Aéreo Especial británico mataban deliberadamente a afganos desarmados.
Sobre el tema, el exmilitar, analista y escritor Camilo Mejía sostuvo que, pese a las evidencias, EE.UU. ya comenzó a cambiar su narrativa mediática, con el fin de borrar los crímenes cometidos por las fuerzas de la coalición occidental en Afganistán.