Durante las dos últimas décadas, alrededor del 80% del presupuesto de Afganistán ha sido financiado por Estados Unidos y otros donantes internacionales, según el portal Oilprice. Sin embargo, desde que los talibanes se han apoderado del país, Kabul empezó a enfrentar serias dificultades financieras. Durante las últimas semanas, los bancos nacionales de varios países bloquearon el acceso a las cuentas gubernamentales de los talibanes y las instituciones financieras internacionales suspendieron la financiación de proyectos en Afganistán.
En vista de la incertidumbre existente sobre las futuras autoridades del país, el Banco Mundial suspendió los desembolsos de ayuda a Afganistán y el Fondo Monetario Internacional bloqueó el acceso de país a los derechos especiales de giro (DEG). Asimismo, los servicios de transferencia de dinero Western Union y MoneyGram International también cancelaron las transferencias de pagos a Afganistán.
Debido a ello, para financiarse a los islamistas radicales, que actualmente controlan las principales instituciones gubernamentales, solo les quedan sus propios medios, que únicamente constituyen alrededor del 20% del presupuesto del país asiático. Aunque es imposible estimar con precisión el volumen de sus fondos, la Organización de las Naciones Unidas estima que los ingresos anuales generados por los talibanes oscilan entre 300 millones de dólares y 1.600 millones de dólares.
La ONU informa de que las principales fuentes de financiación de los talibanes siguen siendo las actividades delictivas, como el tráfico de drogas y la producción de adormidera, así como la explotación de minerales y los ingresos procedentes de la recaudación de impuestos en las zonas bajo el control o la influencia de los talibanes.
Según informó un Estado miembro de la ONU en 2020, los talibanes obtuvieron aproximadamente 464 millones de dólares del sector minero, y se estima que la parte correspondiente a la economía de las drogas ilícitas asciende a 460 millones de dólares del total de ingresos anuales. Anteriormente, en los territorio que dominaban, los talibanes habían implementado una forma de impuestos, que según algunos informes eran del 2,5% sobre la riqueza y del 10% sobre las cosechas.