Observan que el sapo gigante evoluciona en un voraz caníbal en hábitats invadidos
La descontrolada propagación del sapo gigante ('Rhinella marina') en Australia, una especie invasora introducida en el país insular en 1935 para proteger las plantaciones de caña de azúcar contra una plaga de escarabajos en el estado de Queensland, ha favorecido la rápida evolución del comportamiento canibalístico entre las crías de este anfibio, asegura un reciente estudio publicado en la revista PNAS.
La población local del sapo se incrementó de los 102 especímenes importados originalmente a unos 200 millones en la actualidad y alcanza una densidad aproximadamente diez veces más alta que en su hábitat original en Sudamérica.
Esto fue posible gracias a la ausencia de todo depredador o parásito en la fauna australiana que pudiera resistir el poderoso veneno producido por el 'Rhinella marina'. Así, algunos animales endémicos como el satanelo septentrional casi han desaparecido por intentar alimentarse de este sapo tóxico.
Si bien es sabido que el canibalismo ocurre ocasionalmente en el sapo gigante, los autores del nuevo estudio sospecharon que este comportamiento se ha disparado a la par de su explosiva proliferación en Australia.
Para comprobarlo, realizaron más de medio millar de pruebas en las que compararon el comportamiento de renacuajos australianos y sudamericanos. El experimento consistió en dar a elegir a los especímenes entre dos contenedores: uno vacío y otro con una cría recién nacida de la misma especie.
De esta manera observaron que los renacuajos sudamericanos no mostraron ninguna preferencia. Mientras que los australianos fueron un 30 % más propensos a elegir la segunda opción y, al ingresar al contenedor con una pequeña cría, devoraron a esta última con una frecuencia 2,5 superior que sus parientes sudamericanos.
"El canibalismo cambia, por lo tanto, de un comportamiento oportunista en el linaje nativo hacia una respuesta dirigida en Australia, por lo cual los renacuajos cesan sus actividades de forrajeo normales al detectar indicios de crías recién nacidas para localizarlas y consumirlas", concluyen los investigadores.
Por último, los expertos notaron otro efecto evolutivo en respuesta a esta tendencia caníbal, la cual consiste en un crecimiento más acelerado en la etapa más temprana de vida del sapo gigante australiano en comparación con el sudamericano, para reducir así el periodo de mayor riesgo a ser devorado por ejemplares más adultos.
Y calificaron ambas estrategias evolutivas de presa y depredador, rara vez vistas dentro de la misma especie, como "una carrera armamentista evolutiva entre la etapa de renacuajo canibalística y las etapas vulnerables de huevo y cría en hábitats invadidos".
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