Brasil, uno de los países con más agua dulce del mundo, vive la peor crisis hídrica de sus últimos 91 años. El presidente Jair Bolsonaro, con su popularidad ya mermada por la gestión de la pandemia, reconoció el jueves que se trata de "la mayor crisis de la historia". Los ciudadanos temen que se disparen todavía más sus facturas de la luz.
En una de sus habituales retransmisiones semanales en Facebook, el ultraderechista hizo un llamamiento a la población para economizar energía y apagar las luces en las viviendas. El problema "es serio", dijo, y algunas hidroeléctricas podrían incluso dejar de funcionar.
"Ayude así a economizar energía y agua en las centrales hidroeléctricas (...) Estamos al límite del límite. Algunas dejarán de funcionar si esta crisis continúa", advirtió.
Las declaraciones del presidente han sido interpretadas como un intento de acallar las críticas generadas tras el comentario de su ministro de Economía, Paulo Guedes, quien dijo que "cuál es el problema de que la energía fuese un poco más cara porque llueve menos".
Esta crisis energética tiene potencial, según los especialistas, de desgastar todavía más la popularidad de Bolsonaro de caras a las elecciones de 2022, en las que los sondeos ya dan como favorito al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
"El aumento exponencial de la factura de la luz ya tiene efectos inmediatos en la aprobación del gobierno. Por no hablar del efecto inflacionario de la crisis energética, con incrementos en cascada en todos los sectores de la economía", alerta el analista político Gerson Camarotti.
La sequía ha provocado que los embalses de las hidroeléctricas del sudeste y centro-oeste –que responden al 70 % de la capacidad de generación hídrica del país– se encuentren en niveles críticos. El Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS) informó que la capacidad media de los embalses está en un 23 % y pueden terminar el mes con un 21 %. El año pasado, en el mismo periodo, se encontraban en un 42,3 %.
La ONS también alertó de que a partir de octubre la capacidad actual de generación de energía eléctrica del país será insuficiente para atender la demanda.Para evitar apagones se deberá aumentar el suministro en un 7,5 %.
El organismo recomendó al Gobierno aumentar el uso de las termoeléctricas y considerar la importación de energía de los países vecinos.
Cómo afecta a las familias
Las familias brasileñas hacen frente a una significativa subida de la luz, que impacta a sus bolsillos. El precio de la electricidad aumentó casi tres veces más que la inflación durante los primeros ocho meses de 2021, lo que supone una subida de los precios de diversos productos y servicios.
En lo que va de año, el Índice Amplio de Precios al Consumidor (IPCA-15), que es una previa de la inflación, acumuló un aumento del 5,81 %, mientras que el incremento de las facturas eléctricas alcanzó un 16,07 % en ese mismo lapso, casi el triple.
Por su parte, la Agencia Nacional de Energía Eléctrica alerta de que la cuenta de la luz podrá subir hasta un 16,68 % en 2022.
Según explicó a G1 André Braz, coordinador del Índice de Precios al Consumidor de la Fundación Getulio Vargas, la electricidad afecta aproximadamente al 4,5 % del presupuesto familiar. Para las familias más pobres, el impacto es aún mayor, entre un 6,5 % y un 7 %.
Medidas del Gobierno
El Ejecutivo ha descartado la posibilidad de imponer un racionamiento para reducir el consumo de energía. Hasta el momento, el Gobierno activó plantas térmicas, que producen electricidad pero que son más caras y contaminantes.
Esta semana anunció que los consumidores que economicen energía eléctrica recibirán descuentos en sus facturas, pero no ofreció detalles de este programa.
También se comunicó a través de un decreto presidencial la reducción del consumo de energía entre un 10 % y un 20 % en toda la administración pública federal entre septiembre de 2021 y abril de 2022.
"Agosto fue un mes muy seco. La única región de Brasil donde se esperaba lluvia era la región sur, pero no llegó con la intensidad que se esperaba. Entonces, tenemos una situación bastante crítica", explicó Luiz Carlos Ciocchi, presidente del Comité de Monitoreo del Sector Eléctrico (CMSE).
El Ministerio de Minas y Energía tiene previsto también enviar energía eléctrica producida en el nordeste al resto de regiones del país para compensar la escasez de las regiones del sur.
El exministro de Seguridad Social de Brasil, Carlos Gabas, ha respondido a las declaraciones del Gobierno de Bolsonaro calificándolas de ofensivas para el pueblo. Gabas se muestra en desacuerdo con el discurso de que no es un problema que suba un poco el precio de la energía. La planificación y las inversiones en el sector permitieron superar las crisis provocadas por la sequía en 2001 y 2002, recuerda.
Marta Miera
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