Ni las protestas ni las advertencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) han hecho retroceder a Nayib Bukele en su osada apuesta por convertir al bitcóin en la segunda moneda de curso legal en El Salvador. A partir de este martes, entra en vigor la ley promulgada en junio pasado.
La ley prevé regular el uso de los bitcoines como moneda de curso legal "irrestricto con poder liberatorio, ilimitado en cualquier transacción", según reza la normativa aprobada por la mayoría oficialista en la Asamblea Legislativa. La meta del Gobierno es replicar la experiencia de un pequeño pueblo llamado El Zonte (donde se empezó a usar ese criptoactivo para transacciones cotidianas) en un país de 6,5 millones de habitantes, con dificultades para el acceso a internet y escasa bancarización.
Los precios en el país deberán mostrarse en bitcoines, los tributos podrán pagarse en esta moneda virtual y las transacciones que se hagan con esta criptodivisa tendrían beneficios fiscales
La iniciativa, que es la primera del mundo en su tipo, no ha estado exenta de críticas. La semana pasada, organizaciones sociales y partidarios de la oposición salieron a marchar en contra de la ley porque consideran que es perjudicial para la población, es imposible de implementar por el rezago tecnológico del país y pone a la nación en una posición de vulnerabilidad por los riesgos que ya ha advertido el FMI. En ese contexto, ¿qué hay detrás de la controvertida decisión?
Lo que dice la ley
La ley establece que a partir de este martes los precios en el país deberán mostrarse en bitcoines, los tributos podrán pagarse en esta moneda virtual y las transacciones que se hagan con esta criptodivisa tendrían beneficios fiscales.
La medida ha sido presentada como una de las políticas estrella de Bukele, quien ha asegurado que el uso del bitcóin contribuirá a ampliar la inclusión financiera de los salvadoreños y les permitirá esquivar las altas comisiones que deben pagarse para la recepción y envío de remesas, que constituyen cerca del 25 % del Producto Interno Bruto (PIB) de ese país.
La normativa, que consta de apenas 16 artículos, asegura que su aprobación pondrá a El Salvador "a la vanguardia en el uso de las tecnologías así como del crecimiento económico". Bukele, por su parte, ha asegurado que si en su país se invierte un 1 % de los 680.000 millones de dólares que circulan a través de bitcóin, el PIB de su país podría expandirse en un 25 %.
Además, el presidente prometió la "residencia permanente inmediata" a los inversores de estos activos, mientras que ha emprendido una campaña en redes sociales para presentar a El Salvador como un paraíso de playa, surf y exenciones tributarias, lo que le ha granjeado la simpatía de los jóvenes entusiastas del bitcóin, que se reconocen por sus habituales fotos con montaje de 'ojos láser'.
La idea de Bukele, según sus propias palabras, es que este paso sea de "riesgo cero", una cuestión que es puesta en duda por sus detractores, que advierten sobre la volatilidad de las criptodivisas, las dudas de los organismos internacionales sobre su implementación y la idoneidad de la medida en un país que ya rige su economía con el dólar estadounidense. El Ejecutivo, por su parte, insiste en que a partir de este martes se "garantizará la convertibilidad al valor exacto" entre la moneda virtual y la divisa norteamericana.
El 'Chivo' obligatorio
Además de la puesta en vigor de la ley, hay dos cosas obligatorias: el uso de la billetera electrónica implementada por el Gobierno y llamada 'Chivo' (que significa 'cool' en el argot salvadoreño) y la aceptación de la criptodivisa en todos los negocios a partir del martes, de lo contrario, los comercios se exponen a multas.
El Gobierno ya ha aprobado un fideicomiso de 150 millones de dólares, que estarán destinados a la instalación de una red de cajeros automáticos para bitcoines, y de los cuales se invertirán 30 millones para el funcionamiento de 'Chivo', ya que Bukele prometió un primer incentivo, equivalente a 30 dólares en esa criptodivisa, para que los adultos salvadoreños se incorporen a estas transacciones.
Cerca del 80 % de la población no tiene idea de qué es o cómo funciona el bitcóin
El problema, sin embargo, es que según los sondeos más recientes, cerca del 80 % de la población salvadoreña no tiene idea de qué es o cómo funciona el bitcóin, un hecho comprensible si se toma en cuenta la celeridad con la que se hizo el anuncio, se aprobó la ley y ahora se implementa la medida.
Según el sondeo realizado por el Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), al menos 7 de cada 10 salvadoreños tienen una idea errada de lo que son los bitcoines, y casi 90 % de los encuestados admite que no tiene una idea clara sobre lo que significa este activo financiero.
Naturalmente, ese desconocimiento radica también en su valor. De acuerdo al estudio, 81,4 % de los entrevistados dieron respuestas erróneas sobre su precio en el mercado: 9,3 % dijo que equivalía a menos de un dólar; 11,7 % aseveró que se cotiza igual a la divisa estadounidense; 9,1 % aseguró que vale entre 1 y 10 dólares; y casi el 40 % lo situó entre 10.000 o 30.000 dólares. Este lunes, el bitcóin rondaba los 51.600 dólares.
La escasa información sobre el funcionamiento y el valor de lo que será la segunda moneda de curso legal en El Salvador despierta suspicacias entre la población, por su similitud con la brusca imposición del dólar como moneda en ese país, que se hizo en 2001 con la promesa de incentivar el desarrollo y atraer la inversiones. Dos décadas más tarde, ninguna de las dos premisas se cumplió.
En esta oportunidad, la celeridad tuvo que ver con la aplastante mayoría oficialista en el Parlamento. Sin embargo, el temor de los salvadoreños sobre el impacto de esta medida en sus bolsillos es el primer escollo para Bukele, en su inacabable luna de miel como mandatario, y una oportunidad de oro para los minoritarios partidos de la oposición, que buscan sacar rédito político de la incertidumbre.
Las dudas
Pero no solo hay descontento de la oposición y desconocimiento de la medida, sino también muchas reservas por parte de organismos internacionales como el FMI, con el que El Salvador se encuentra negociando un préstamo por unos 1.000 millones de dólares.
Las principales preocupaciones tienen que ver con su naturaleza especulativa, así como su funcionamiento al margen de las regulaciones internacionales
En junio pasado, el vocero del Fondo, Gerry Rice, confirmó que las autoridades salvadoreñas estaban en conversaciones para acceder a un financiamiento destinado al tema económico –más allá de lo otorgado en el contexto de la pandemia–, pero dejó claro que la adopción del bitcóin como moneda de curso legal "aumenta el número de problemas macroeconómicos, financieros y legales que requieren un análisis muy cuidadoso".
Las principales preocupaciones tienen que ver con la naturaleza especulativa de ese activo, así como su funcionamiento al margen de las regulaciones internacionales, lo que puede exponer al país a operaciones como el lavado de activos o el fraude fiscal.
Esa inquietud también es compartida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que ya ha advertido que el movimiento sobre el bitcóin pone a El Salvador en la mira del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que vigila la legitimación de capitales.
Bukele, por su parte, ya lo ha dicho: "Por primera vez en la historia, todos los ojos del mundo estarán puestos en El Salvador". Y su apuesta es que sean los 'ojos láser'.
En opinión del economista José Luis Magaña, el rechazo de la población "se debe a la falta de información por parte del Gobierno y a la obligatoriedad que está planteando" el Ejecutivo respecto a la criptomoneda. Magaña además advierte que el Gobierno tendría que asegurar la estabilidad del valor de esa divisa digital, lo que pondría en riesgo los fondos públicos de la nación.
Nazareth Balbás
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