El propietario del hotel Gran Western de la ciudad galesa de Abergavenny, en el oeste del Reino Unido, fue sentenciado a pagarle 76.351 dólares en compensaciones a una empleada de 69 años que durante tres años estuvo trabajando 60 horas semanales por un salario de 1,97 dólares la hora, según documentos judiciales citados por Independent.
Se detalla que Julie Miles trabajó en el hotel desde diciembre de 2014 hasta mayo de 2018. El propietario del establecimiento, Gary Hesp, exigía que limpiara sola casi todo el interior del edificio, incluidos los inodoros del bar, además de hacer las camas, pasar el aspirador y planchar las sábanas. De media trabajaba unas 60 horas cada semana, por las que le pagaban entre 116 y 137 dólares.
Que el sueldo fuera tan bajo se debía a que el dueño le deducía 110 dólares cada semana por el alojamiento. Sin embargo, durante más de un año Miles tuvo que dormir en un sillón en el sótano del hotel, donde las temperaturas podían llegar a ser bastante bajas.
Además, la trabajadora, cuya relación con Hesp fue descrita por la jueza laboral Laura Jane Howden-Evans como "de amo y sirviente", tenía prohibido hacer vacaciones. "No podemos prescindir de usted. El año pasado trabajó sin tener un día libre, así que puede hacerlo de nuevo", le dijo Hesp a Miles de acuerdo con las palabras de la afectada ante la corte en abril.
La posición vulnerable de Miles se reflejó también en acosos sexuales por parte de Hesp. El tribunal descubrió que en tres ocasiones el propietario, de 67 años, le pasó el brazo alrededor de la cintura.
"La Sra. Miles se percibía a sí misma como una mujer mayor en una situación vulnerable y, como tal, se sentía degradada por la conducta no deseada de naturaleza sexual del Sr. Hesp. Se sentía atrapada en una situación difícil porque no había nadie a quien quejarse, ya que sus jefes eran el señor Hesp y su esposa y creía que si se quejaba sería expulsada del hotel y no tendría dónde vivir", indicó la jueza en la sentencia.