El peculiar aspecto de los asteroides Bennu y Ryugu, que recuerdan la figura geométrica de un diamante, podría ser explicado por una propiedad física de la incorporación de partículas, asegura un estudio publicado en la revista Granular Matter.
Los autores del trabajo observan que ambos cuerpos celestes se constituyen de un conglomerado de escombros unidos entre ellos por una fuerza gravitacional relativamente débil y que giran a gran velocidad alrededor de su propio eje.
Y hasta el momento su característica forma rómbica, con los polos y los ecuadores más elevados, había sido objeto de debates entre los astrónomos. Y es que, de acuerdo con los modelos actuales, los asteroides deberían tener una forma aplanada en su ecuador.
Para explicar esta incógnita, los autores de la nueva publicación enfocaron su investigación en el principio de que los fragmentos que se incorporan a los mencionados asteroides adquieren un ángulo de reposo, es decir, el ángulo máximo posible para la pendiente de un conjunto de materiales granulares.
Se trata de una propiedad de gran importancia para los ingenieros en materia de la mecánica de suelos.
Tras modelar el proceso evolutivo de Bennu y Ryugu mediante expresiones analíticas y simulaciones de la acumulación de escombros, los científicos pudieron corroborar su hipótesis.
De esta manera, observaron que las fuerzas centrífugas generadas por la rotación de los cuerpos celestes son más débiles en las áreas cercanas a los polos, lo cual resulta en una elevación del material acumulado allí.
Además, sus cálculos sugieren que Bennu y Ryugu adquirieron esta forma en una etapa temprana de su evolución, contrario a las hipótesis previas que les atribuían una forma inicial esférica que posteriormente se habría deformado.
Y concluyeron que los modelos utilizados hasta ahora pasaban por alto las partículas no uniformes, un elemento clave en la formación de la figura de los asteroides.
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