El presidente de Argentina, Alberto Fernández, advirtió este miércoles sobre la necesidad urgente que tiene la humanidad de construir "un nuevo paradigma de desarrollo" que sea sostenible y sustentable para frenar los graves efectos ocasionados por el cambio climático y que afectan a todo el planeta.
"El momento es actuar ahora, el reloj de la destrucción planetaria no se va a detener a menos que construyamos un nuevo paradigma de desarrollo", expresó Fernández durante el inicio del foro virtual denominado 'Diálogo de alto nivel sobre acción climática en las Américas', en el que participan varios presidentes latinoamericanos, el enviado especial para el Clima de EE.UU., John Kerry, y el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.
En esta actividad, que se realiza como preámbulo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 25), que se celebrará en Glasgow, Escocia, del 31 de octubre al 12 de noviembre, Fernández resaltó que para lograr un verdadero cambio a favor del medioambiente, el mundo necesita acordar "un gran pacto de sociabilidad ambiental que incluya a los países de más bajos recursos y de renta media".
Fernández, además, resaltó que la gravedad del cambio climático no solo apunta al daño medioambiental, sino que está estrechamente relacionado con lo social y lo económico. "No hay crisis ecológica ajena a la crisis social, ni ajena a las necesidades de replantear los pilares de la arquitectura financiera internacional".
"El endeudamiento tóxico y depredador tiene que ser tenido en cuenta, el shock es climático y financiero, y eso no es compatible para un mundo mejor. El concepto de deuda ambiental y acreedores ambientales son claves para la salida de la crisis", dijo.
Argentina propone un nuevo modelo
El presidente argentino también resaltó que el planeta requiere de un nuevo modelo de desarrollo que ha denominado como "Justicia Social Ambiental".
En ese sentido anunció que formalizará, en la cumbre de Glasgow, un incremento del 2 % en la contribución de Argentina para la acción climática y ambiental, a fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
"Resulta en un compromiso del 27,7 %, superior al presentado en 2016", dijo Fernández desde la Casa Rosada, sede oficial de la Presidencia, y agregó que, además de los acuerdos, los gobiernos deben "aportar soluciones creativas a partir de una realidad difícil".
El mandatario también planteó calificar a la deforestación como un delito ambiental y advirtió que los países más fuertes deben y están en la necesidad de movilizar recursos hacia los países en desarrollo.
A nivel local detalló que su Gobierno ejecuta el Plan Nacional de Adaptación e Integración del Cambio Climático y en ese marco creará una mesa de transición para promover las energías renovables e impulsar un complejo productor agroexportador de esas energías, que estarían sustentadas en el hidrógeno.
El compromiso de EE.UU. y el llamado de la ONU
Por su parte, el enviado especial de EE.UU. para el Clima, John Kerry, prometió —en su intervención— que para 2035, su país solo producirá energía libre de carbono y que el 50 % de los vehículos en su país serán eléctricos.
El delegado del Gobierno de Joe Biden también dijo que EE.UU. estudia la posibilidad de aumentar su asistencia para incrementar la producción de energías renovables en América Latina y el Caribe.
Entretanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, indicó que América Latina y el Caribe, "al igual que la mayoría de los países en desarrollo", necesitan apoyo para lograr "una transición hacia las energías renovables y las economías resilientes" y para ello, advirtió, que tanto donantes como los bancos de desarrollo multilaterales deben reservar "al menos el 50 % de su apoyo climático".
El diplomático detalló que en la actualidad aún las cifras están por debajo de la expectativa planteada, pues apenas existe 21 % de la financiación dedicada a la adaptación de energías favorables para el clima.
El titular de la ONU agregó que para este momento, los países en desarrollo necesitan al menos 70.000 millones de dólares al año para avanzar en ese aspecto y dijo que esa cifra podría "cuadriplicarse" para finales de la década en curso.