El Gobierno de EE.UU. corre el riesgo de quedarse sin dinero en octubre, advirtió este miércoles la secretaria del Tesoro del país, Janet Yellen, en una carta a los líderes del Parlamento estadounidense.
En la misiva, la funcionaria plantea que hay ya "una incertidumbre considerable debido a los desafíos normales de pronosticar los pagos y los ingresos del Gobierno de EE.UU.". Entre los elementos de esa incertidumbre, enumera el nivel de impuestos con vencimiento el próximo 15 de septiembre, los efectos de la pandemia de coronavirus y las expectativas de alivio económico para el país.
Por tanto, indica Yellen, "el Departamento del Tesoro no puede proporcionar una estimación específica de cuánto durarán las medidas extraordinarias" que ha adoptado. No obstante, pronostica: "Según nuestra mejor y más reciente información, el resultado más probable es que el efectivo y las medidas extraordinarias se agoten durante el mes de octubre".
"Una vez que se hayan agotado por completo todas las medidas disponibles y el efectivo disponible, Estados Unidos no podrá cumplir con sus obligaciones por primera vez en nuestra historia", advierte la jefa del Tesoro, al tiempo que prevé para tal caso "un daño irreparable a la economía estadounidense y los mercados financieros mundiales".
Más allá del límite de endeudamiento
Ante esos desafíos, Yellen llama a los parlamentarios a suspender o aumentar el límite de endeudamiento. Advierte contra "esperar hasta el último minuto", puesto que tal actitud "puede causar un daño grave a la confianza de las empresas y los consumidores, aumentar los costos de los préstamos a corto plazo para los contribuyentes y afectar negativamente la calificación crediticia de EE.UU.".
Tras llegar la deuda nacional a 22 billones de dólares en agosto de 2019, el entonces presidente Trump suspendió por dos años el límite de endeudamiento. El pasado 1 de agosto fue automáticamente restablecido.
El Tesoro empezó a tomar medidas extraordinarios el 2 de agosto. Así, por ejemplo, decidió suspender las contribuciones a ciertos fondos de pensiones del Gobierno, a fin de que el Estado pudiera pagar las facturas gubernamentales sin nueva deuda durante dos o tres meses. Al poner en marcha esas y otras medidas, se esperaba que tras ese lapso el Congreso accedería a aumentar o suspender el límite de endeudamiento para no arriesgarse a un 'default'.