Un experimento con moscas en un 'set' de realidad virtual muestra cómo la visión es responsable del control de las extremidades
La acción de caminar nos resulta de lo más natural, pero para llevarla a cabo es necesario coordinar varios movimientos en los que intervienen gran cantidad de músculos y realizar ajustes constantes en nuestra postura para mantener el equilibrio y el rumbo. Sin embargo, el papel que juega la visión en este proceso y cómo nuestro cerebro procesa la información visual para ajustar la posición corporal habían sido temas poco comprendidos por la ciencia.
En este contexto, gracias a un experimento realizado con moscas de la fruta ('Drosophila melanogaster') puestas en un entorno de realidad virtual en el que se controlaba lo que los insectos observaban, investigadores del Centro de lo Desconocido Champalimaud, institución privada portuguesa especializada en la investigación biomédica, demostraron cómo la conexión entre la visión, el cerebro y la médula espinal desempeña un papel crucial para facilitar la locomoción.
De acuerdo a los académicos, los resultados de su investigación, publicados este miércoles en la revista Cell, sugieren que la información visual procesada por el cerebro de las moscas es la responsable de desencadenar pequeñas rotaciones compensatorias en las patas para conservar la estabilidad y mantenerlas en una posición adecuada para caminar en línea recta, así como para no perder la coordinación de los movimientos.
Estos hallazgos, sugieren los científicos, muestran que la retroalimentación visual previene que se produzcan movimientos erróneos. Según explicaron, esto queda de manifiesto cuando se intenta caminar con los ojos cerrados, ya que, a pesar de ser un movimiento sumamente mecanizado, nuestro andar no es tan fluido puesto que nuestras extremidades realizan estos ajustes al reaccionar a los estímulos de otros sentidos, como el tacto.
Los resultados obtenidos indican que la vista juega un papel "mucho" más importante en "el control de las extremidades de lo que se pensaba", detalló Tomás Cruz, coautor de la publicación.
Según explica Eugenia Chiappe, líder de la investigación, en ella se demuestra que "cuando no hay visión los sistemas de control de las extremidades responden a las perturbaciones del equilibrio y la postura. Mientras que cuando hay visión, el objetivo conductual de caminar recto tiene prioridad sobre esos pequeños ajustes posturales".
A pesar de que las pruebas fueron conducidas en moscas, los académicos estiman que el mismo principio funciona en cerebros más grandes, como el de los humanos, por lo que esperan continuar con las investigaciones para determinar cuáles son los canales sensoriales y neuronales que intervienen durante el proceso.
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