Esta mariposa caníbal se come a las orugas de su misma especie para ser más tóxica y atractiva para las hembras
Como parte de la evolución, las especies animales, incluidos los humanos, han desarrollado una gran variedad de estrategias de cortejo para aumentar sus posibilidades de atraer una pareja y copular. Algunas de ellas se basan en desplegar coloridos plumajes, como en el caso del pavo real azul, otras tienen como objetivo exhibir habilidades específicas o demostrar una gran fortaleza. Sin embargo, no todas las especies evolucionan de la misma manera, por lo que se ven orilladas a adoptar otro tipo de comportamientos, algunos de ellos inusuales, como el canibalismo.
En este contexto, un equipo internacional de investigadores documentó por primera vez la "desconcertante" estrategia utilizada por las mariposas del género 'Danaus', popularmente conocidas como mariposas de algodoncillo, durante la época de apareamiento. De acuerdo a su investigación, publicada recientemente en la revista The Scientific Naturalist, estas se comen a las orugas de su misma especie como parte de sus estrategias de cortejo.
Como parte de su mecanismo de defensa, estos lepidópteros consumen plantas que producen toxinas, las cuales son absorbidas por su cuerpo y utilizadas para ahuyentar a los depredadores, como pájaros o pequeños reptiles, ya que las toxinas no solo son desagradables al gusto y al olfato, sino que pueden ser nocivas. Estas mismas toxinas les dan a las orugas unas tonalidades corporales brillantes e intensas, señales visuales claras que advierten sobre su toxicidad.
Según detallan los científicos, las mariposas de algodoncillo "acosan, someten y posteriormente se alimentan de orugas vivas, muertas y moribundas de su especie". Esto con la finalidad de aumentar su toxicidad y elevar la producción de feromonas, incrementando así su posibilidad de encontrar una pareja sexual y crear descendencia al volverse más atractivas para las hembras.
Si bien es cierto se sabía que las mariposas raspan las hojas de las plantas para fomentar la producción de toxinas y consumirlas, esta es la primera vez que se observa como "raspan orugas vivas". "Las orugas son esencialmente bolsas de hojas maceradas; las mismas hojas que contienen estas potentes sustancias químicas que buscan las mariposas de algodoncillo", explicó Yi-Kai Tea, coautor del estudio.
Esta práctica inusual, observada por primera vez entre ejemplares de 'Danaus' de los bosques de la isla indonesia de Célebes en 2019, cuando los investigadores vieron a un grupo de machos adultos raspando tanto hojas como orugas vivas y muertas para consumir "sus jugos". "Este comportamiento no encaja claramente en los modos tradicionales de depredación, parasitismo o mutualismo, por lo que supone un nuevo reto para la teoría evolutiva. Lo hemos acuñado como 'cleptofarmacofagia': robo químico para el consumo", agregó Tea.
Ahora, los académicos esperan continuar con sus investigaciones para averiguar cuáles son los compuestos que les interesan a los insectos, así como para determinar con precisión la influencia de estos sobre la producción de feromonas y sobre su comportamiento sexual.
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