La tormenta tropical Nicholas se ha fortalecido y se ha convertido este lunes en un huracán de categoría 1 mientras se dirigía a tocar tierra en la costa de Texas y se esperaba que trajera fuertes lluvias e inundaciones a las zonas costeras desde México hasta Luisiana.
Los chubascos y las tormentas eléctricas ya estaban llegando a varias partes de Texas, a pocas horas de que Nicholas toque tierra, amenazando con un importante riesgo de inundación para ese estado.
Las autoridades meteorológicas informaron que Nicholas presenta vientos máximos sostenidos de 120 kilómetros por hora, con ráfagas superiores. Además, se espera que la tormenta descargue hasta 18 pulgadas de lluvia en el área de Houston.
Ante las posibles inundaciones, las autoridades desplegaron vehículos de rescate para aguas altas en toda la ciudad y levantaron barricadas en más de 40 lugares que tienden a inundarse, señaló el alcalde de Houston, Sylvester Turner.
Asimismo, el gobernador de Texas, Greg Abbott, informó que declarará el estado de emergencia en 17 condados y tres ciudades costeras. Por otra parte, añadió que se han desplegado y se han puesto en espera equipos de rescate en barco y helicóptero.
Por su parte, el presidente de EE.UU., Joe Biden, declaró este lunes la emergencia y ordenó ayuda federal para el estado de Luisiana, así como también autorizó la acción del Departamento de Seguridad Nacional, Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA), para coordinar todos los esfuerzos de socorro en caso de catástrofe que tengan por objeto aliviar las dificultades y el sufrimiento causados por la emergencia en la población local.
Según Poweroutage.us, un proyecto creado para rastrear y registrar los cortes de energía en EE.UU., ya son más de 164.200 personas que sufren cortes de electricidad en Texas y Luisiana, ante la amenaza del huracán Nicholas con tocar tierra el martes por la mañana, azotando la costa con fuertes lluvias y vientos.
Se pronostica que Nicholas se debilite a una tormenta tropical a mitad de semana y luego decaiga a un remanente bajo. Este es el segundo huracán en semanas que amenaza la costa estadounidense del golfo de México, tras el paso de Ida que causó estragos a finales de agosto, matando a más de dos docenas de personas al devastar comunidades en Luisiana, cerca de Nueva Orleans.