Uno de los más devastadores brotes de cólera en los últimos años azota a Nigeria, con casi 70.000 posibles infectados y no menos de 2.300 decesos atribuibles a esa causa hasta el pasado 5 de septiembre, informa AP, que cita datos del Centro de Control de Enfermedades del país.
Se trata, por otra parte, de datos oficiales que pueden subestimar la situación real, dado que muchas de las comunidades afectadas se encuentran en áreas de difícil acceso.
Factores que agudizan la crisis
La epidemia de cólera de este año no es solo más letal que otras, con una tasa de mortalidad promedio de 3,3 %, sino que viene exacerbada por la pandemia de coronavirus y el bajo nivel de vacunación anticovid.
Aunque el cólera tiene en el país un carácter estacional, la crisis actual se agudizó también por las inundaciones en los estados norteños, que acumulan el 98 % de todos los casos presumibles.
Adicionalmente, la enfermedad se propaga por problemas infraestructurales. Así, solo el 14 % de los ciudadanos tiene acceso a servicios de suministro de agua potable gestionados de forma segura, mientras que al menos 30 % de los residentes en 14 estados se ven obligado a defecar al aire libre.
En paralelo, muchas áreas sufren crisis en el sistema sanitario: a nivel nacional, solo 21 % de la población tiene acceso a servicios de sanidad seguros, según constata un estudio gubernamental auspiciado por UNICEF.
Por otra parte, el país sigue siendo vulnerable ante brotes de fiebre amarilla, fiebre de Lassa, sarampión y otras enfermedades infecciosas.