La ciudad de Filadelfia (EE.UU.) llegó a un acuerdo para pagar dos millones de dólares a una mujer que fue golpeada por la policía en frente de su hijo de dos años, durante las manifestaciones del año pasado desatadas tras la muerte de un hombre que fue baleado por uniformados. Además, el niño fue llevado por los agentes. "Espero que los oficiales responsables nunca más tengan la oportunidad de hacer algo como esto a otra persona", afirmó Rickia Young, la víctima.
El hecho ocurrió el 27 de octubre de 2020, luego de que la mujer recogiera en su auto a su sobrino de 16 años, y se dirigiera a su hogar. Fue entonces que pasó por una zona de incidentes entre manifestantes y la policía. Por eso, las autoridades le ordenaron que retrocediera, hasta que en un momento rodearon el vehículo y comenzaron a golpear las ventanas hasta romperlas. Luego, esposaron a Young y al adolescente.
El abogado de la mujer, Kevin Mincey, contó que una agente tomó al niño en brazos para llevarlo "a un mejor lugar". Más adelante, la abuela del menor, que fue alertada por su hija de lo sucedido, lo halló a pocos kilómetros del lugar, en la parte trasera de un patrullero, sin sus audífonos y con vidrios rotos en el asiento. Por su parte, Young pasó la noche entre el cuartel policial y el Jefferson University Hospital, donde fue tratada por las lesiones que le provocaron los efectivos, hasta que finalmente fue liberada sin ningún cargo.
Tras los incidentes, el oficial Darren Kardos y el sargento David Chisholm fueron suspendidos y luego expulsados de la Policía, mientras que otros 14 agentes también podrían ser sancionados.
"El comportamiento que ocurrió durante la interacción entre Rickia Young, su sobrino, su hijo y algunos de los oficiales en la escena violó la misión del Departamento de Policía de Filadelfia", afirmó el comisionado Danielle Outlaw.
Otra denuncia
Además de los dos millones de dólares que Filadelfia acordó pagar para evitar nuevas demandas, hay otra denuncia en curso contra el sindicato policial National Fraternal Order of Police por publicar en las redes sociales la foto de la agente llevando al hijo de Young, con un mensaje que explicaba que el niño abandonado y descalzo "se perdió durante los violentos disturbios". "Retratarme como ese tipo de madre que no sabría, ni le importaría dónde estaba su hijo mientras ocurría el caos es muy hiriente", lamentó Young.
Por su parte, el alcalde de Filadelfia, James Kenney, definió lo sucedido como "absolutamente espantoso" e "imperdonable". "Este terrible incidente, que nunca debería haberle sucedido a nadie, solo tensó aún más la relación entre la policía y la comunidad", agregó el alto funcionario.