Un equipo de científicos estadounidenses del Instituto de Biología de Sistemas ha descubierto que existe una correlación entre la capacidad de una persona para perder peso y las características genéticas de su microbioma intestinal, según concluyen en un estudio publicado el 14 de septiembre en la revista mSystems.
La investigación se basa en observaciones de 105 personas que participaron en un programa de bienestar, después del cual cerca de la mitad de los participantes mostró un adelgazamiento consistente, mientras que otra parte no respondió a los cambios en su estilo de vida. Al mismo tiempo, los datos obtenidos revelaron que la pérdida de peso en las personas observadas no dependía de su índice de masa corporal (IMC).
Por el contrario, descubrieron que el microbioma de las personas que bajaron de peso mostraba mayores tasas de crecimiento de bacterias, debido a genes que desviaron los nutrientes hacia el crecimiento de células de bacterias. Por su parte, el microbioma en personas resistentes al adelgazamiento tenía tasas de crecimiento más bajas y era propenso a desintegrar la fibra y el almidón en azúcares absorbibles.
Según los científicos, el microbioma intestinal desempeña el papel de "filtro importante entre la comida que consumimos y nuestro torrente sanguíneo", por lo que la pérdida de peso puede resultar especialmente difícil cuando las bacterias intestinales muestran altas tasas de su propio crecimiento.
"Como mínimo, este estudio puede llevar a diagnósticos para identificar a los individuos que responderán bien a cambios moderados hacia un estilo de vida saludable, y aquellos que podrán requerir medidas más drásticas para obtener pérdida de peso", estima uno de los autores del estudio, Sean Gibbons.
En este sentido, subraya que la identificación de los microbios y procesos metabólicos que facilitan la pérdida de peso ayudará a crear tratamientos de prebióticos y probióticos para mitigar la resistencia del microbioma al adelgazamiento.