Por qué Argentina dejará de exigir el uso de tapabocas en espacios abiertos un mes después de predecir la "inevitable" tercera ola de covid

A comienzos de agosto, infectólogos y autoridades de Gobierno daban por hecho en Argentina que la tercera ola del coronavirus era "inevitable", sobre todo teniendo en cuenta que la variante Delta, más contagiosa, ya circulaba de manera comunitaria en el país. 

Sin embargo, este martes la ministra de Salud, Carla Vizzotti, anunció en conferencia de prensa una batería de medidas para el levantamiento de buena parte de las restricciones sanitarias, a partir del 1 de octubre. 

Es decir, poco más de un mes después de reconocer el temor por el avance de contagios y muertes por la pandemia, la Casa Rosada decide relajar las disposiciones contenidas en el Decreto de Necesidad y Urgencia 260/2020, que amplió la emergencia sanitaria en marzo de 2020.   

Entre los cambios anunciados se destaca la suspensión de la obligatoriedad del uso de tapabocas en espacios abiertos cuando no haya aglomeración de personas, y las reuniones sociales sin límites de personas.

También se elevó al 100 % el aforo en actividades económicas, industriales, comerciales, de servicios, religiosas, culturales, deportivas, recreativas y sociales. Y se autorizan viajes de jubilados y estudiantes.  

Asimismo, desde el primer día del próximo mes, se permitirá el ingreso de extranjeros de países limítrofes sin necesidad de aislamiento, mientras que para el 1 de noviembre próximo está planificado autorizar el ingreso de extranjeros de naciones no limítrofes, entre otras flexibilizaciones.

En tanto, todos los eventos masivos, incluyendo discotecas y partidos de fútbol, se habilitan con un 50% de aforo.

¿Una medida electoralista?

Los anuncios del Gobierno fueron celebrados por muchos pero también cuestionados por otros, debido a que algunos consideran muy apresurado el cambio de los protocolos. De estos últimos, varios sostienen que se trata de una medida electoralista, que busca mejorar el resultado de las elecciones legislativas del 14 de noviembre, luego de la caída del oficialismo en las primarias (PASO) del 12 de septiembre. 

La llegada de la primavera y la proximidad del verano le dan un margen al Gobierno para al menos intentar ir dejando atrás la pandemia. 

Pero más allá de ello, existe un factor político y a la vez económico, que empuja a Alberto Fernández a avanzar hacia la ansiada 'nueva normalidad'. Y es que el Frente de Todos cayó derrotado en las reciente elecciones primarias legislativas, y en estos días atraviesa una crisis interna sin precedentes en la coalición gobernante, que lo llevó a modificar buena parte de su Gabinete. 

Alberto Fernández juramenta a siete nuevos funcionarios tras la crisis interna del gobierno argentino

Para el sector más ligado a la vicepresidenta Cristina Kirchner, el castigo en las urnas tiene que ver con las urgencias económicas poco o mal atendidas por el Gobierno, que hacen a una "delicada situación social", como reconoció la exmandataria en una carta pública en la que pidió cambios, tanto en el equipo del presidente como en el rumbo económico, luego de la derrota en las elecciones. 

Es justamente la reapertura de más actividades la que puede hacer reverdecer la economía, especialmente en las barriadas populares y las regiones del interior del país, que aguardan la llegada del turismo local e internacional.   

Por otra parte, los números de los reportes epidemiológicos son un poco más alentadores por estos días. El lunes, el Ministerio de Salud reportó 90 muertes por covid-19 y 2.162 contagios, cifras muy inferiores a las que se registraban en agosto. Por ejemplo, el día 2 de ese mes fueron notificados 274 decesos y 11.183 infectados. 

Además, Argentina avanzó a buen ritmo en su plan de vacunación. De acuerdo con el Monitor Público de Vacunación, las aplicaciones totalizan 49.394.749. De esa cifra, 29.070.378 personas recibieron la primera dosis y 20.324.371 ya tienen dos aplicaciones.

Emmanuel Gentile